NO se trata sólo de migrantes; se trata de poner a los últimos en primer lugar.
Santo es tu Nombre, Señor (Lucas 11, 1-13)
Santo
es tu Nombre, Señor (Lucas 11, 1-13), comentario del Evangelio del 28 de julio
de 2019.
Ni mis
ideas, ni mis proyectos, ni por supuesto mis intenciones son santos; transido
de ambigüedad y egoísmo está siempre nuestro corazón. Ni mi cultura, ni mi
nación, ni por supuesto mi partido son santos; cuánta crueldad se comete en
nombre de la humanidad y la justicia. Ni mi religión siguiera es santa, que
muchas veces se resume en la mera proyección de mis deseos y frustraciones.
Sólo Tú eres Santo, Señor; y sólo abrimos nuestro corazón a tu santidad
santificando Tu Nombre.
Santo
eres, Señor, y muestras tu santidad en la inmensidad y en la inagotable
creatividad de la Naturaleza. Santo eres, Señor, que elevas nuestro corazón
hasta Ti haciendo brotar la semilla del amor en nuestra vida. Santo eres,
Señor, y lo descubrimos al considerar nuestra pequeñez y nuestro pecado. Santo
eres Señor que perdonas nuestro egoísmo y nos llamas a cooperar para que tu
Reino llegue a todos tus hijos.
No nos
dejes caer en la tentación de rezarte como quien busca ponerte al servicio de
sus deseos. Tu Vida y Tu Voluntad son más grandes y más hermosas que todo lo
que podemos imaginar. No nos dejes caer en la tentación de rezarte como quien
no te necesita y se recrea en la altura a la que su espíritu ha llegado.
Danos
el don de pedirte como quien pide al médico que salve a su hijo; danos el don
de contemplarte como quien mira a los ojos de quien ama ahora como hace años;
danos el don de descubrirte en el mundo, en cada persona y en cada
acontecimiento, trabajando para que todos aprendamos a santificar Tu nombre y a
acoger Tu Reino.
La medida del tiempo (Lucas 10, 38-42)
La medida del tiempo (Lucas 10, 38-42), comentario del Evangelio
del 21 de julio de 2019.
Vivimos apresurados sin darnos cuenta que para que una
fruta esté en su sazón el árbol necesita de los días de lluvia y de frío, y de
los días de sol y de calor. Tan engreídos y ensimismados en nuestra sociedad
tecnológica y digital, nos parece que podemos inventar nuestra naturaleza, la
misma vida –lo del género ya se da por supuesto-. Vivimos apresurados para
perder después el tiempo en los mismos mensajes reenviados decenas de veces,
viendo imágenes que solo se ven para olvidar, esperando alguna noticia verdadera
cuando solo se nos ofrece la repetición seriada de lo mismo con apariencia de
novedad.
Hasta el compromiso social o cristiano lo vivimos en
tensión apresurada que no nos permite mirar a los ojos al vecino. Nos pasamos
el año acelerando y retenidos en atascos, llevando y trayendo a los niños en
vez de estar con ellos jugando, haciendo tantas cosas que no disfrutamos
ninguna con nadie.
Llega el verano y tenemos prisa, mucha prisa, por
disfrutar mucho, por descansar rápido, por experimentar todo lo que hemos visto
por la televisión y el ordenador… ¿Quién puede soportar este ritmo inhumano de
vida sin caer en la ansiedad o sin inducir en nuestros hijos el síndrome de una
hiperactividad inducido?
Llega un tiempo en el que por las vacaciones y el calor se
nos invita a la tranquilidad y al sosiego, a la lectura pausada, al encuentro
alegre sereno con quien amamos, con Quien nos ama. Tranquilízate y vive al
ritmo de las personas. Que por las prisas no dejes pasar de largo a Quien te
trae aires de promesas.
Imagen de la web Cathopic.
El mundo al revés (Lucas 10, 1-13)
El mundo al revés (Lucas 10, 1-13),
comentario del Evangelio del 14 de julio de 2019.
Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó.
Era un camino peligroso porque había bandas que asaltaban con violencia. Aquel
hombre era un samaritano. El samaritano al ver a lo lejos algo que parecía un
hombre herido se acercó, vio que estaba en lo cierto, cogió algunas cosas para
curarlo, lo hizo, montó en su vehículo al herido y lo llevó al hospital más
cercano. El recepcionista llamó enseguida a la policía, y en cuando le contó
que había venido un samaritano ayudando a un hombre herido, tomó preso al
samaritano, lo llevó a comisaría y allí lo acusaron de tráfico de personas; lo
interrogaron sobre qué interés tenía en aquel herido y si tenía algo que ver
con la venta de órganos. Aquel buen samaritano, sin entender nada, pasó varios
días en la cárcel, hasta que el Estado tuvo la seguridad de que quien quisiera
ayudar a alguien herido al borde de algún camino se lo pensaría dos veces y
pasaría de largo.
Puede pareceros una lectura exagerada de
la parábola del buen samaritano, pero es lo que está pasando en el Mediterráneo
cuando alguien ayuda a los migrantes que naufragan y van a la deriva a una
muerte segura. Eso le ha pasado a Carola Rackete, una joven alemana capitana de
un barco de salvamento, que ha pasado unos días en la cárcel por hacer de buena
samaritana. Eso le ocurre a Miguel Roldán, un bombero de Sevilla, encausado por
la justicia italiana por ayudar a personas que estaban ahogándose. ¿Cómo puede
entenderse este hostigamiento que parece sistemático y programado por todos los
países de la UE? ¿Dónde quedó la ética ilustrada y progresista que nos
caracterizaba? Quizás…: encarcelada, perseguida, criminalizada.
Primer domingo de julio 2019
De nuevo somos convocados para «ver las obras de Dios»: escuchar su Palabra y
alimentarnos de su Cuerpo y su Sangre; vivir una nueva vida en Cristo
Resucitado. Una nueva vida es posible porque el Reino de Dios ha llegado, la
paz y la misericordia le acompañan, aunque no todos le conocen.
Guión litúrgico de Cáritas Diocesana de Sevilla en julio de 2019
Por eso
nosotros, los llamados por el Señor, somos enviados a anunciar la llegada del
reino de Dios, comunicando la paz que recibimos de Él, ofreciendo la salud y la
vida que proceden de Él.
En el
Evangelio, oímos cómo Jesús envió a sus discípulos sin alforja, ni dinero, ni
sandalias… para que no pusieran su confianza en la eficacia de los medios
materiales. También a nosotros, el Señor nos envía al encuentro con los
hermanos y nos invita a la generosidad, que no consiste en dar mucho, sino en
dar con alegría, la alegría que experimenta el que pone su confianza en el
Señor.
Gracias por la colaboración en la colecta, con donativos y suscripciones a favor de Cáritas.
Guión litúrgico de Cáritas Diocesana de Sevilla en julio de 2019
Olvidos (Lucas 10, 1-20)
Olvidos
(Lucas 10, 1-20), comentario del Evangelio del domingo 7 de julio de 2019.
Fruto
de nuestras incoherencias, o de nuestra necesidad de agradar, presentamos una
vida cristiana amoldada siempre a las circunstancias y a los tiempos que
corren, sin exigencias que despierten recelos, ni levanten polémicas.
Otras
veces nos investimos de un talante profético y combativo, y terminamos por
defender nuestra propia institución o unas sacrosantas tradiciones, más
culturales que evangélicas. Nos olvidamos de la misión de Jesús y de responder
a la llamada que Dios nos hace.
Nos
olvidamos de la pobreza de Jesús para poner una vela a Dios y dos al dinero y a
nuestra propia comodidad. Nos olvidamos de la cercanía de Jesús a los pobres
para no complicarnos la vida, ni asumir nuestra responsabilidad en construir
una sociedad más justa y más humana. Nos olvidamos De la Cruz de Cristo para no
enfrentar la corrupción, el abuso y las mentiras que dañan a los sencillos.
“Consuélame,
confórtame, ayúdame”... Sí, pero para acoger la misión que Jesús mismo ha
soñado para ti.
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