En el domingo hemos sido invitados por
Cristo al banquete eucarístico: en él nuestra vida cristiana se alimenta con la
Palabra de Dios y con el Cuerpo y la Sangre del Señor. Para vivir este gran
misterio de la fe hemos de desterrar de nosotros toda forma de orgullo y
vanagloria, y ser verdaderamente humildes. Solo desde esta actitud de humildad
podremos convertirnos también nosotros en servidores de nuestros hermanos,
especialmente los pobres. Así haremos que se prolongue en nuestra vida
cotidiana el misterio que aquí celebramos.
Participar en la colecta dominical supone
un acto de humildad. Acto de humildad para el que da porque no resulta cómodo
que nos pidan una y otra vez; y acto de humildad para el que pide porque
tampoco es agradable pedir constantemente. De nuevo el Señor nos ofrece la
oportunidad de actuar con humildad: pidiendo para nuestros hermanos los pobres,
porque lo necesitan; y dando, porque necesitamos ayudar a nuestros hermanos
pobres. Lo hemos oído: «Hijo, actúa con humildad en tus quehaceres» (Eclo 3,
17).
Textos compartidos por Cáritas Diocesana de Sevilla para este domingo XXII del Tiempo Ordinario, 31 de agosto y 1 de septiembre de 2019.