Delicadeza y ternura (Lc 2, 1-14)

Delicadeza y ternura (Lc 2, 1-14), breve comentario del Evangelio del sábado 25 de diciembre de 2021, solemnidad de la Natividad del Señor.

Con la delicadeza que una madre lava a su hijo recién nacido; con la ternura que su padre lo coge en brazos; con el amor que ambos se miran como si el mundo se hubiese parado y nada pudiera salir mal…; así viene Dios a nuestra vida, con delicadeza y ternura.

No quiso Dios imponer nunca su voluntad. Sus palabras, silenciosas; su presencia elocuente siempre es respetuosa con nuestros sentimientos y nuestra voluntad. A veces lo quisiéramos castigador –con los otros-; a veces lo imaginábamos acusando y corrigiendo a todos. Pero, cuando quiso venir a mostrarnos su rostro, eligió el de un niño recién nacido cuidado por su padre y su madre, en la pobreza más radical. 

La presencia de los cristianos debe ser así: como la de María y José cuidando a su hijo. Con delicadeza y ternura para con su hijo; con sacrificio y abnegación para con ellos mismos; con valentía y prudencia para con el mundo, tantas veces hostil y cruel.

El niño, que se duerme bajo la mirada de su madre María, nos habla de la bondad de Dios, que florece como el almendro, antes incluso de cubrirse de sus verdes hojas. Solo los contemplativos lo descubren; por eso solo los contemplativos pueden iniciar los cambios verdaderos que necesita nuestro mundo.

Personal de servicio (Lc 1, 39-45)

Personal de servicio (Lc 1, 39-45), breve comentario sobre el evangelio del domingo 19 de diciembre de 2021.

En muchos de nuestros barrios estáis trabajadoras de servicio a domicilio. Vuestra tarea es limpiar lo que otros ensucian, cuidar a niños que no son los vuestros y a ancianos que no son vuestros padres ni abuelos, comprar y cocinar cosas que no seréis vosotras quienes las comeréis. Algunas venís de muy lejos para esta tarea, a veces ingrata, en la que muchas ponéis cariño y amor.

La Virgen María, la Madre de Dios, también fue “personal de servicio”, también asumió la tarea de “ayuda a domicilio”. Ya el ángel Gabriel le había anunciado que iba a ser la madre del Salvador, y nada más saber que su pariente Isabel, que ya era mayor, estaba embarazada de seis meses, se puso en camino, en un viaje de varias jornadas, para ir a atenderla en todo lo que necesitara.

El Evangelio es así de sorprendente. Dios rompe siempre nuestros esquemas mentales y nuestros prejuicios sociales. Va mucho más allá que nosotros porque tiene siempre en cuenta a los últimos, a los que menos suerte o posibilidades han tenido en la vida, a los que, por lo que sea, les toca vivir la mirada condescendiente de los demás.

Aunque a veces no os paguen lo que merece vuestro trabajo; aunque a veces “racaneen” con vuestros días de descanso; aunque a veces no os traten bien; tenéis que saber que en el evangelio conocemos a la Virgen María sirviendo en una casa, no siendo servida.

Encarnación (Lc 3, 10-18)

Encarnación (Lc 3, 10-18), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 12 de diciembre de 2021.

En unos días estaremos celebrando la Navidad, el nacimiento del Hijo de Dios en nuestra historia. Se nos llenarán los ojos de la ternura y la belleza de la bondad de María, José y su Hijo; y estará muy bien. Pero, a veces, se nos olvida la razón por la que Dios mismo quiso hacerse carne de hombre, y venir a donde nosotros estamos.

Sí, sí; eso es; para salvarnos del pecado. Un pecado que tiene como consecuencias las guerras y las más terribles rencillas entre hermanos; un pecado que es causa de todo tipo de violencia contra mujeres y niños. de la deshumanización y la falta de sentido de la vida de muchos; un pecado que a todos nos hace sufrir y que en todos está presente. El pecado consiste en no respetar los límites de nuestra realidad, en creernos dioses capaces de decidir sobre el bien y sobre el mal; que estamos por encima de los demás y hasta de la voluntad de Dios.

La cadena del pecado la rompió el Hijo cuando venció el odio con la fuerza de su misericordia. Pero Dios es tan humilde y respetuoso que necesitó que una mujer sencilla acogiera en su seno al Verbo de Dios. Sin su acogida no podía Encarnarse y dar comienzo a la salvación definitiva de la humanidad.  Cada uno de nosotros como María, en este adviento, hemos también de decir: “Señor aquí me tiene, que se cumpla tu voluntad en mí”, para que el mal retroceda y la gracia del amor y de la justicia sea, como Dios quiere, lo que impulse nuestra vida. 

Primer domingo de diciembre, colaboramos con Cáritas

 

Este domingo, 5 de diciembre de 2021, se nos invita a la alegría por Jesús, a quien esperamos, y a preparar los caminos del alma para recibirle. El Señor viene, esa es la esperanza de los cristianos. En esa esperanza, la Iglesia, en la liturgia de este segundo domingo de Adviento, nos invita a continuar nuestra preparación para la venida del Señor. San Juan Bautista nos invita a la conversión para recibir así la salvación que nos trae nuestro Señor Jesucristo. Somos invitados a allanar caminos, enderezar senderos. Si escuchamos esta llamada, entonces sí que "todos verán la salvación de Dios".

Los cristianos sabemos por la fe que Cristo vino a este mundo y que constantemente nos ofrece sus dones. Nuestra mirada, puesta en la Jerusalén celestial, debe también ir dirigida a aquellos que nos necesitan. La exhortación paulina a crecer en amor fraterno, a fin de que estemos más preparados para la venida de Cristo, se concreta en la medida en que repartimos nuestros dones. Seamos generosos en la colecta dominical, que será destinada, como cada primer domingo de mes, a la labor de ayuda de nuestra Cáritas.

Enlaces para saber más:

Texto de Cáritas Diocesana de Sevilla.

Campaña "Esta Navidad, cada portal importa".

Cultos a la Inmaculada, 5 a 8 de diciembre

La Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento, la Inmaculada Concepción de Nuestra Madre y Señora María Santísima, la Santa Cruz, Nuestro Padre Jesús de la Victoria en su Sagrada Resurrección, Nuestra Señora de la Luz y San José de los Patriarcas celebra Solemnes Cultos, en honor y gloria de su Sagrada Titular Nuestra Madre y Señora María Inmaculada.

Tendrá lugar los días 5, 6 y 7 de diciembre de 2021, con el Solemne Triduo.

El primer día del Triduo lo celebraremos el domingo 5, comenzando a las 12:15 h., con el Ejercicio del Triduo, para a continuación con la misa dominical de las 12:30 h. (II domingo de Adviento), participar de la eucaristía mensual de hermandad.

El lunes 6 y el martes 7, comenzaremos a las 19:00 h., con el rezo del Santo Rosario y el Ejercicio del Triduo y a las 19:30 h., participar de la santa misa.

El martes, día 8, a las 12:30 h., será la Función Solemne.

Los cultos estarán oficiados por el Rvdo. Sr. D. José Joaquín Castellón Martín, Pbro. y Director Espiritual de la Hermandad.



San Juan de Honestidad (Lc 3, 1-6)

San Juan de Honestidad (Lc 3, 1-6), breve comentario sobre el Evangelio del II domingo de Adviento, 5 de diciembre de 2021. 

“Que los montes se abajen, que los valles se levanten, que lo torcido se enderece. Preparemos los caminos al Señor.” Adviento es tiempo de reformas. De abrir ventanas y que el sol de la mañana y de la tarde ponga luz en tanto orgullo y tanta desidia como hay en nuestra vida. Para todos, adviento ha de ser tiempo de conversión. Mal hacemos cuando, escuchando una lectura de la Biblia, pensamos lo que los otros han de cambiar. Que no nos pase como a aquel que quería quitar una pelusa del ojo de su hermano, cuando los suyos estaban medio cerrados.

Es tiempo de revisarnos y preguntar. Sí, de preguntar a la persona que te quiere qué tendrías que cambiar para hacerla más feliz.

A veces nos parecemos a los malos políticos. Prometemos mucho y, a la hora de la verdad, cambiamos poco. Decimos hacerlo todo por las personas que queremos, pero ni les preguntamos ni estamos atentos a sus verdaderas necesidades. Estamos más atentos a quedar bien delante de todos, que a vivir siendo honestos y sinceros para con nosotros mismos y para con Dios.

Imagínense por un momento que todos en nuestro pueblo, incluidos los políticos, nos ponemos a trabajar con honestidad y sensatez por el bien común. San Juan se llamaría Aznalfarache de Honestidad, Juan de gracia y verdad.