Amar en el conflicto (Lc 4, 21-33)

Amar en el conflicto (Lc 4, 21-30), breve comentario sobre el evangelio del domingo 30 de enero de 2022. 

Amar cuando todo va bien, no es difícil; aunque siempre se requiere generosidad y madurez. Pero cuando llega el conflicto, la amistad, la hermandad y el amor de pareja se resienten.

Fue fácil amar a Jesús en las bodas de Caná, cuando el vino y la alegría empujaban al entusiasmo; fue fácil admirarlo cuando curaba a paralíticos y leprosos, o cuando daba de comer a las muchedumbres; era fácil admirarlo cuando contando parábolas y hablando palabras de sabiduría enseñaba a pensar. Pero cuando sus enseñanzas son críticas con la cultura de su tiempo, cuando no todos están de acuerdo con su palabra y comienzan las críticas y las amenazas es más difícil seguir estando a su lado.

Jesús nunca deja de amarnos; ni cuando nos ve enfermos y debilitados, o cuando recaemos en el pecado; ni siquiera cuando nos ponemos en su contra. Él amó a Pedro, incluso en sus negaciones; y a Judas en la traición. Su amor fue tan lejos que a todos dejó atrás.

Para nosotros es imposible amar así. Solo cuando nos entrega su Espíritu nos capacita para amar, también, en el conflicto: respetando al que está contra nosotros o nuestras ideas o nuestras acciones, pero sin dar marcha atrás en las convicciones que cimientan nuestra vida; dispuestos a reconocer en qué nos hemos equivocado, pero conscientes de que no podemos renunciar ni a la fe que tenemos, ni a manifestarla con nuestras palabras y nuestra vida.

Misa a la Patrona, en San Juan Bautista, 20 de enero

Este jueves, 20 de enero, la celebración de la misa parroquial es en la Parroquia de San Juan Bautista, en el segundo día del Triduo a nuestra Patrona de San Juan de Aznalfarache: Nuestra Señora de la Paz. Comienza a las siete de la tarde.

Invitamos a asistir a todos los parroquianos, feligreses y vecinos.

 

El pueblo de la Palabra de Vida

 Evangelio del Domingo

El pueblo de la Palabra (Lc 4, 14-21)




Lo que une y da consistencia a un pueblo es compartir una cultura, una manera de afrontar la vida, la solidaridad de los distintos grupos que lo componen y tener un proyecto de justicia en común. Los nacionalismos se empeñan en buscar en un pasado mítico y glorioso una identidad excluyente; y si no la tienen, se la inventan.

El pueblo de Dios en la Primera Alianza se alimentaba de un pasado memorable: Dios los había sacado de la esclavitud y la opresión a través de la gesta liberadora de Moisés. Pero lo que les daba consistencia como pueblo era la Ley de Dios. Una ley que habla de respeto y de mutua ayuda, una ley que busca la justicia y la solidaridad con el extranjero y los más pobres. Una ley que el mismo Dios de la misericordia y del perdón les había concedido.

La Iglesia, nuevo pueblo de Dios, reúne a personas de distintos países y culturas; pero tenemos en común ser llamados a una comunión íntima y comunitaria con Jesucristo; una comunión que nos hace procurar vivir con honestidad y dignidad nuestra propia vida, desear profundamente que todos tengan vida, y construir un mundo más justo. El relato “mítico” que nos identifica es el de un hombre que, siendo Dios, se entregó para salvarnos a todos. Por eso todo cristiano vive no para sí mismo, sino queriendo entregarse, en Cristo, a los demás.

Un pueblo cristiano no excluye, no margina, no condena; con todos comparte el pan y el vino de la Palabra de Vida.


Vida en abundancia (Jn 2, 1-11)

Vida en abundancia (Jn 2, 1-11), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 16 de enero de 2022.

El primer signo que realiza Jesús en el evangelio de san Juan, como Mesías y Salvador, nos puede parecer sorprendente: en las bodas de una familia amiga, hace que no falte el vino para que la alegría de aquellas familias pobres y sencillas no se interrumpa.

Entendemos bien los signos con los enfermos: es una situación tan dura que a todos nos conmueve. Con el signo de la multiplicación de los panes ocurre algo parecido: el pan es lo más necesario para la vida. Hasta el signo de la expulsión de los mercaderes del Templo de Jerusalén tiene la justificación de deslegitimar una religión centrada en lo meramente religioso alejado y opuesto de la vida.

En Caná de Galilea, Jesús nos muestra que su evangelio es buena noticia para lo concreto de nuestra vida; que quiere la felicidad de los pobres y sencillos, de todos; que su salvación no es meramente religiosa –de oraciones, misas y cultos-; sino que es la salvación que quiere un padre bueno para sus hijos: que vivan felices, que su felicidad sea el bien, y que si tienen problemas que los afronten con esperanza y fortaleza. La salvación que nos trae Jesús es la salvación de quien nos ama; y, en último término, es su amor mismo el que nos salva.

Por eso, nada verdaderamente humano queda fuera de la mirada entrañable y acogedora de Jesucristo; nada verdaderamente bueno y justo puede quedar fuera de las preocupaciones de la comunidad cristiana.

Si yo me encontrara una Estrella (Mt 2, 1-12)

Si yo me encontrara una Estrella (Mt 2, 1-12), breve comentario del Evangelio del jueves 6 de enero de 2021, solemnidad de la Epifanía del Señor.

De manera sorprendente, el evangelio de san Mateo narra que, en los primeros años de la vida de Jesucristo, unos sabios, venidos de tierras lejanas, llegaron al mesías niño para adorarlo y ofrecerle oro, incienso y mirra. Es inaudito que un simple recaudador de impuestos haya conseguido forjar una narración de tanta fuerza imaginativa y popular. Aunque no es la única sorpresa de este tipo que nos reserva Mateo en su evangelio: las bienaventuranzas son otro ejemplo de su capacidad para transmitirnos la fuerza luminosa que él mismo acogió de Jesucristo. 

Aquellos magos de oriente desaparecieron y la vida de Jesús y su familia continuó siendo la de unos aldeanos pobres de Galilea. Pero en ellos no pudo borrarse la impresión de ver la omnipotente debilidad de Dios hecho niño; y en María y José, nada pudo hacer olvidar que no solo ellos sabían de la misión incomprensiblemente grande de aquel niño.

Cuando nosotros encontramos la estrella de la fe, que llena el corazón y la vida, todo cambia sin que haya cambiado nada. En todo vislumbramos motivos de esperanza. Toda nuestra vida se convierte en misión; y en todo momento nos sentimos acompañados –compartiendo el pan- con el que le da sentido a la historia y nuestra vida.

Horarios especiales entre el 3 y el 6 de enero de 2021

Comunicado parroquial del domingo 2 de enero de 2022:

Lunes 3, día del Dulce Nombre de Jesús, tenemos misa a las 19:30 h. La Hermandad de los Ángeles tendrá expuesto el altar de culto a su titular.

El miércoles 5, por no coincidir con la cabalgata de los reyes, a las 11:00 tenemos misa.

El jueves 6, día de Epifanía, la misa será a las 12:30

Feliz pascua de Reyes para todos y especialmente para todos los niños.

Paz en la tierra (Jn 1, 1-18)

Paz en la tierra (Jn 1, 1-18), breve comentario del Evangelio del domingo 2 de enero de 2022.

¡Cuánta guerra, cuando todos deseamos vivir en paz! En todos los rincones de la Tierra hay conflictos armados que siegan vidas inocentes. Unas veces son víctimas, directamente, de las armas de fuego, otras del hambre o de las migraciones forzadas y en condiciones inhumanas. Si la paz es fruto de la justicia, como dice Isaías, vivimos en un mundo profundamente injusto.

Igual es que no todos deseamos vivir en paz, y algunos ponen su beneficio económico y sus ansias de poder por encima del bien y de la vida del pueblo. Pero unos pocos no pueden si los muchos no ceden, y la responsabilidad de que el clima de división y enfrentamiento se vaya adueñando de un país es de todos sus ciudadanos. Cuando dividimos a las personas entre corderos y lobos, se llamen como se llamen unos y otros, ya está justificado iniciar la caza del lobo y usar la violencia contra el que se ha caracterizado como la encarnación del mal.

Si queremos la paz hemos de dejar que brote en nuestro corazón y defenderla de tanta tentación de violencia y de enfrentamiento que nos asalta. Que este año nuevo sea de paz para todos.