Levanta los ojos del suelo (Mateo 28, 16-20)

Levanta los ojos del suelo (Mateo 28, 16-20), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 30 de mayo de 2021, solemnidad de la Santísima Trinidad.

De tanto andar mirando a la tierra, sin levantar los ojos, al menos hacia el horizonte, no hemos hecho sino dar vueltas en el mismo sitio.

Andamos preocupados por lo de cada día, preocupados por el trabajo, preocupados por la salud, preocupados por los hijos, preocupados por cómo divertirnos, preocupados por si vamos o no podemos ir de vacaciones… Y de tanto mirar “de tejas abajo” hemos perdido el norte. Tenemos que levantar la mirada.

Tenemos que levantar la mirada y contemplar al hermano que vive con las mismas preocupaciones que nosotros y con los que estamos llamados a hacer de este mundo un hogar para todos. Tenemos que levantar la mirada y redescubrir los valores que nos han hecho seres con dignidad personal: la gratuidad, la entrega, la justicia, la sonrisa, la acogida. Tenemos que levantar la mirada y dejar que los colores matizados del amanecer y el brillo del medio día inunden nuestros ojos. Tenemos que levantar nuestra mirada a Dios, donde encontramos lo que nos trasciende en nuestro interior, que nos lleva más allá de lo que somos en lo más cotidiano de lo que hacemos.

Mirar a Dios es mirar al hermano que sufre, que está en su corazón. Mirar a Dios es mirarnos, a nosotros mismos, con sus ojos. Mirar a Dios es contemplar un amor que todo lo inunda, que a todo da sentido, que todo lo trasciende y que llena nuestra vida de alegría. La vocación de la persona es al canto, a la glorificación. Glorifiquemos a Dios Padre, fuente de misericordia y compasión; glorifiquemos a su Hijo, Jesucristo, que se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza; glorifiquemos al Espíritu, creatividad infinita de Dios en la naturaleza, que hace brotar en nosotros los sentimientos que nos llenan de dignidad.

Queremos ser amigos de Jesús


"Queremos ser amigos de Jesús", vídeo con niños de nuestra Parroquia de San José Obrero, en San Juan de Aznalfarache, que nos dicen frases de Jesucristo en el Evangelio.

Espíritu en familia (Hechos 2, 1-11)

Espíritu en familia (Hechos 2, 1-11), breve comentario del Evangelio de la solemnidad de Pentecostés, domingo 23 de mayo de 2021.

Un día me sorprendí al caer en la cuenta que en el libro de los Hechos de los Apóstoles no hay un solo Pentecostés, no hay una sola venida del Espíritu a la comunidad cristiana; al contrario, en varias ocasiones la comunidad cristiana se ve sorprendida por la irrupción del Espíritu de Jesucristo: cuando Pedro y Juan cuentan cómo han sufrido maltrato y vejación por el nombre de Jesús (Hch 4,31), cuando Pedro se hace consciente de que la fe cristiana es para toda persona, independientemente de su cultura o nacionalidad (Hch 10,44) y cuando Pablo impone las manos a un grupo de doce nuevos cristianos (Hch. 19,7). Pero el primer Pentecostés, el que supone la constitución de la Iglesia, además de ser la primera venida del Espíritu y la fundación de toda la misión, es, además, un pentecostés familiar: con la Madre en medio de todos los hermanos, porque María perseveraba con los apóstoles a la espera del Espíritu.

La fe se transmite en familia, como todos los valores importantes y que configuran nuestra vida. Pero estos tiempos en los que el consumismo y la vorágine de las redes sociales parecen ocupar hasta el último rincón de nuestros pensamientos y nuestra intimidad, es más necesaria que nunca la mediación de la familia para que los niños y los jóvenes puedan participar de la inmensa riqueza de la amistad íntima con Jesucristo.

Las familias cristianas han de ser carismáticas, es decir, abiertas a que cada persona encuentre el camino que Dios tiene para ella, por el que hará el bien y vivirá en plenitud. El Espíritu no se impone, se pide que venga a nuestro corazón y al de los nuestros y nos llene de novedad y alegría. Cuando recéis en familia, pedid siempre que el Espíritu os enseñe los modos y el camino, y que os llene con su amor.

Hablan los niños, mayo de 2021


¿Qué han aprendido en la parroquia? ¿Qué les gusta más de la parroquia o de la misa? ¿Qué canciones les gustan? ¿Qué saben de Dios? ¿Qué les gusta de ser monaguillos? Los niños y niñas de nuestra parroquia hablan de sus experiencias como cristianos.

Si no ve el vídeo sobre estas líneas, haga clic aquí.

Vigilia de Pentecostés, sábado 22

Este sábado 22 de mayo de 2021, tendremos en nuestra Parroquia de San José Obrero una Vigilia de Pentecostés, de 21:30 a 22:30 h.

Ven, Espíritu Santo.

¿Se desentiende Dios del mundo? (Marcos 16, 15-20)

¿Se desentiende Dios del mundo? (Marcos 16, 15-20), breve comentario del Evangelio del domingo 16 de mayo de 2021. 

Celebramos este domingo el día de la Ascensión del Señor. Los discípulos, después de experimentar la presencia cercana e íntima de Jesús resucitado, ven cómo se separa de ellos y va a la derecha del Padre. Esta separación produjo un vacío que les hizo orar para que Jesús les enviara su Espíritu.

Tenían la certeza de que el Señor no había ascendido al cielo para desentenderse de las inquietudes y los problemas de los pobres; sino para enviarnos su Espíritu, con el que nos va a acompañar siempre en nuestro caminar por esta vida, al encuentro definitivo con el Padre. Dios no se desentiende nunca de nuestros problemas e inquietudes. Al contrario, nos envió a su Hijo, y nos envía su Espíritu para acompañarnos siempre.

Algunas veces, ante las enfermedades o dificultades grandes, nuestra fe se tambalea, y podemos tener esa sensación. Pero es una idea falsa. Dios aceptó la cruz para estar cerca de todos los que sufren, sean cuales sean sus sufrimientos. Y envía su Espíritu a la comunidad de los creyentes para que sintamos su cercanía y su fuerza, y tengamos la fortaleza necesaria para estar cerca de cada persona en la búsqueda de su propia dignidad.

Dios tiene muchas maneras de estar a nuestro lado en nuestras dificultades. Hay momentos en los que, sin que lo esperáramos en absoluto, esas dificultades se resuelven y se solucionan, casi milagrosamente; otras, se hace cercano en nuestra oración, dándonos las fuerzas y la esperanza necesarias para seguir adelante; otras veces pone en nuestro camino a quien nos ayuda y nos echa una mano solidaria y fraterna.

Jesús nunca se desentiende de nosotros; nunca. Su cercanía nos permite vivir toda circunstancia sabiéndonos amados y creciendo en humanidad.

Unidad de vida (Juan 15, 9-17)

Unidad de vida (Juan 15, 9-17), breve comentario del Evangelio del Evangelio del domingo 9 de mayo de 2021.

El amor, la alegría, la rectitud de vida, el servicio de entrega a los otros, la libertad, el sabernos elegidos para una misión única… todo viene a nosotros desde la amistad con Jesucristo. Él ya nos llama siervos, a nosotros nos llama amigos; y de esa amistad profunda brota la vida verdadera de nuestra alma.

Podemos vivir la rectitud moral en nuestra vida por decisión propia, por nuestra propia voluntad; pero poco a poco las contradicciones de la vida y la insatisfacción de afrontar con sensación de soledad nuestra existencia van mermando nuestra alegría y sentimos que estamos perdiendo nuestra libertad, nos amargamos y nos volvemos duros, comenzamos a juzgar a condenar a los otros y, en vez de ser motivo de esperanza para los demás comienzan a rehuirnos y a temernos. Sin alegría íntima la rectitud nos amarga.

Podemos iniciar el camino del amor a quien nos ama, del amor solidario a quien nos necesita. En el comienzo todo son buenas intenciones, pero pronto los demás –como nosotros mismos- se nos muestran inconstantes, no merecedores de nuestros desvelos. El amor se hace desconfiado, receloso, posesivo, y deja de ser amor. Sin recibir un amor constante e incondicionado no podemos vivir amando de verdad.

Alegría en el amor, esperanza en el servicio, libertad íntima en la entrega…, todo procede de la amistad con Jesucristo. De una amistad no meramente sentimentalista y emotiva, sino de una amistad que quiere conocerlo cada día más, que busca estar donde Él está, que busca vivir como Él vivió. Conocer personal e íntimamente a Jesucristo, desde el Evangelio y desde la vida, lo es todo. El conocimiento de amistad del Señor te hace vivir agradecido, esperanzado, entregado y con buen humor.


1 y 2 de mayo, colaboramos con Cáritas


Guión litúrgico de Cáritas Diocesana de Sevilla:

En este quinto domingo de Pascua se nos invita a permanecer. La metáfora de la permanencia de los sarmientos en la vid ya nos habla de vida, de flujo de savia, de novedad, de revitalización y transformación continua. Permanecer implica cuidar y reavivar permanentemente las relaciones de comunión: comunión con Jesús y, a través de él, con el Padre y los hermanos.

Este tiempo de Pascua es tiempo de dar pasos en una nueva dirección; del miedo a la confianza, de la huida a la entrega, de la arrogancia a la humildad, del olvido a la oración, del tener al compartir. En la colecta de este fin de semana, primero de mayo de 2021, presentaremos ante el Señor nuestras limosnas, expresión de querer compartir con los más pobres nuestros bienes. Seamos generosos y que la fuerza de Cristo resucitado multiplique el fruto de vuestra aportación.

Extracto de la reflexión que propone Cáritas:

Es necesario que recordemos a menudo los hondos pensamientos de la Revelación. Nos dan la conciencia propia cristiana, que dice: Yo, ciertamente, soy una pobre criatura, que en todo falla y fracasa, pero en mí está el misterio de la vida divina. Necesitamos ese punto de apoyo interior. Hoy se habla de Dios y de sus misterios de una manera tan impía, que un profeta clamaría para que cayera un rayo: y no podemos hacer otra cosa sino considerar lo que dijo el Señor en la hora de su muerte: «No saben lo que hacen» (Lc., 23, 24). Negación tras negación, blasfemia tras blasfemia, destrucción tras destrucción: ocurre todo lo que cabe imaginar para que se derrumbe en el hombre esa interioridad de que hablábamos. No es posible prever qué será de él, si esto sigue así. La psicología dice que, en cuanto una exigencia esencial de la vida no encuentra satisfacción, el hombre se pone enfermo: ¿qué enfermedad aparecerá si se destruye en el hombre la interioridad de Cristo?

Tanto más profundamente deben identificarse los creyentes con el misterio que se les ha concedido. Pero para eso no basta un Padrenuestro al día, y que el domingo vayamos a la iglesia, mientras que por lo demás vivamos como los que no creen. Debemos permanecer conscientes de esa hondura que hay en nosotros. Un corazón cuya interioridad no se resguarda en amor, se echa a perder: no echemos a perder lo que vive en nuestra hondura más íntima.

Todos estos textos en el guión litúrgico de Cáritas Diocesana de Sevilla para este mes de mayo de 2021 (haga clic aquí para verlos completos).

Savia de Jesucristo (Juan 15, 1-8)

Savia de Jesucristo (Juan 15, 1-8): breve comentario sobre el Evangelio del domingo 2 de mayo de 2021. 

La sangre de Jesucristo, cuando cayó en la tierra desde el altar de la Cruz, sembró de gracia toda la humanidad.  De su entrega, en el impulso del Espíritu, siguen surgiendo iniciativas de misericordia y solidaridad, de acogida y de fraternidad en todos los lugares del mundo. Fecunda fue aquella entrega; tan fecunda que está arrancando el pecado de nuestra historia y va haciendo historia de salvación.

Una historia de salvación que se realiza en el corazón de cada uno de nosotros, en amistad profunda con Jesucristo: “ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos”; y que se realiza en gestos proféticos que transforman la historia: “lo tenían todo en común y ninguno de ellos pasaba necesidad”. La savia de Jesucristo, la gracia que la fe nos permite acoger, va dando fruto de una humanidad que vive con el alma abierta a la vida nueva que el Padre quiere regalarnos.

Esos frutos maduran dentro de la Iglesia, en diversos grupos e iniciativas; pero también maduran en movimientos sociales que buscan la dignidad de cada uno y la fraternidad entre todos. El papa Francisco lleva tiempo alentando a que los movimientos sociales trabajen por la Tierra, el Trabajo y el Techo, las tres “T” en las que resume las condiciones de vida digna de todo ser humano.

Cada vez que se consigue que una familia tenga un techo que pueda ser un hogar, cada vez que se consigue que un joven acceda a un trabajo en condiciones decentes, cada vez que se consigue que la tierra se respete, se cuide y sirva para sustento de todos, la savia de Cristo corre por las venas de nuestra humanidad. El cristiano tiene los ojos fijos en lo alto, en la bondad del Padre, pero tiene sus brazos siempre dispuestos a abrazar a los hermanos que sufren.