Misa a San Judas Tadeo


La misa en honor a San Judas Tadeo, correspondiente a este mes de enero de 2020, se celebra este martes 28, a las 19:30 h.

Una Luz grande (Mateo 4,12-23)

Una Luz grande (Mateo 4,12-23), comentario al Evangelio del 26 de enero del 2020.

El primer libro de la Biblia, el libro del Génesis, comienza con el hermoso relato de la creación, en el que por la Palabra de Dios todo se hace; y lo primero que hizo Dios fue la luz: “Y dijo Dios: “hágase la luz”, y la luz se hizo. Y vio Dios que la luz era buena”. También al comienzo del evangelio, cuando Jesús anuncia la Buena Nueva, es la luz el signo escogido para describir qué ocurrió: «El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.» Una nueva creación acontecía, esta vez en espíritu y en libertad. Un sencillo aldeano de Nazaret, dejó un día su trabajo, y con su palabra hizo despuntar el día.

No deja de sorprender la fuerza de su palabra. Su denuncia de la dureza de corazón, de la idolatría del dinero, de la hipocresía de los que se creen justos, sigue resonando e interpelando hoy. Sus parábolas en las que describe a Dios como Padre de Misericordia y a nuestras vidas en el reto cotidiano de la libertad, siguen inspirándonos, en espíritu y verdad, para recrear nuestra vida. Jesucristo es palabra que crea, que recrea, que reconstruye y sana, que libera y reconcilia.

Pero lo más sorprendente de Jesucristo es que, siendo él un hombre excepcional –Hijo de Dios lo confesamos-, vincula su misión a unos cuantos pescadores, agricultores y comerciantes de la Galilea de los descreídos. Y que siga vinculando su misión a nosotros, con tantas deficiencias y limitaciones como tenemos. Su palabra poderosa sigue diciendo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres.» Somos nosotros ahora los que tenemos la misión de escuchar su palabra y proclamarla con nuestra vida. Ante la cultura de la superficialidad y el egoísmo, ante las injusticias cotidianas que sufren los más débiles, ante el dolor y la angustia de los que viven sin esperanza…, ¿qué podemos decir?, ¿qué escuchamos de sus labios?, ¿quién deja sus redes y lo sigue?


Misa en San Juan Bautista, 22 de enero


Este miércoles 22 de enero de 2020, la misa de nuestra Parroquia de San José Obrero será en la Parroquia de San Juan Bautista (Barrio Bajo), a las 19:00 h., en el segundo día del Triduo a la Patrona de la villa de San Juan de Aznalfarache, Nuestra Señora de la Paz. En este día se nos invita a la comunidad parroquial de San José Obrero a participar al Triduo especialmente.

Es por ello que hoy, miércoles 22, no habrá celebración de la eucaristía en nuestro templo parroquial, e invitamos a los parroquianos y feligreses que nos unamos en este acto de veneración a la Patrona de nuestra localidad. La ceremonia comienza a las 18:30 h., con la Exposición del Santísimo Sacramento en el altar mayor, para pasar al Ejercicio del Triduo y la celebración de la Santa Misa.

La Cruz de Lampedusa en nuestra Parroquia







Domingo 19 de enero de 2020, contamos con el privilegio de tener en nuestra parroquia la Cruz de Lampedusa, y realizaremos las siguientes actividades:
- Rezo de Laudes, a las 10:00 h.
- Misas, a las 11:00 y 12:00 h.
- Vigilia con la Cruz, de 17:30 a 18:30 h.



La Cruz de Lampedusa fue realizada por inspiración de Papa Francisco con maderas de los naufragios de los migrantes que intentando cruzar el Mediterráneo encuentran una muerte injusta y prematura. La primera salida que hizo el Papa del Vaticano fue a Lampedusa, una isla italiana donde recalan las pateras que llegan de Libia. La semana anterior habían muerto ahogados más de 200 migrantes que huían del hambre y la violencia. Desde entonces el Papa envió esta cruz para que oremos y meditemos en la cruz de Cristo desde los sufrimientos de nuestros hermanos.

Después de Sevilla saldrá de España e irá a Francia, por lo que es una oportunidad única de unirnos a la oración del Papa y de toda la Iglesia.

Os esperamos a todos.



Tradicionales y progresistas (Juan 1,29-34)

Tradicionales y progresistas (Juan 1,29-34), comentario del Evangelio del 19 de enero del 2020.


Juan, el Bautista, era un antiguo; perdónenme que lo diga, así, con trazo grueso. Juan guardaba el perfil de los profetas antiguos; vivía una vida ascética, rehuía las ciudades –donde se daban cita la corrupción y el vicio--, se permitía encarar e interpelar moralmente a los más relajados de la sociedad de su tiempo. Su denuncia de la corrupción de moral sexual de Herodes lo llevó a la muerte. Su familia tenía cierto “viso”, su padre era sacerdote y oficiaba por turno en el Templo de Jerusalén. Pero era un antiguo de los buenos, de los coherentes a carta cabal, de los que no se “casan” con el poder, ni se arriman al sol que más calienta, de los que tratan al pobre y al rico con la misma actitud de sinceridad y de respeto; de los que buscan sinceramente la voluntad de Dios en su vida y se ponen incondicionalmente a su servicio.

Lo más grande que hizo Juan fue descubrir y señalar a Jesús, el de Nazaret, un aldeano sin estudios, como el enviado de Dios. Y esto, a pesar de que Jesús (perdónenme de nuevo la simplificación), era demasiado moderno para sus criterios. Jesús en vez de retirarse al desierto iba de ciudad en ciudad; en vez de mostrarse ascético y distante, gustaba de dialogar y reír entre la gente; en vez de recriminar y reñir, en cuanto veía la actitud de arrepentimiento de una persona la acogía, la perdonaba, restañaba sus heridas y la devolvía sanada a su vida. Interpretaba la ley del descanso semanal de forma flexible, y hasta defendía a adúlteras, publicanos y prostitutas. Todo esto hizo dudar a Juan, que mandó a preguntarle si él era el que tenía que venir o teníamos que esperar a otro. Jesús le respondió con lo esencial del evangelio: “Mi misión es que los cojos anden, los ciegos vean, que las personas recuperen su dignidad y que a todos se les anuncie la esperanza de que Dios es Padre de Bondad”.

¡Pero hay tanto orgullo vano que nos impide mirar lo esencial…! Nos dividimos, nos criticamos y el Evangelio, sin anunciar.

Clases de español


Clases español para inmigrantes, durante el curso 2019-2020, en nuestra Parroquia, los miércoles y jueves, de 19:30 a 20:30 h.

Número parroquial


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Sorpresa de Bautismo (Mateo 3,13-17)

Sorpresa de Bautismo (Mateo 3,13-17), comentario al Evangelio del 12 de enero de 2020.


Podemos imaginarnos a Jesús, ya como hombre maduro de más de 30 años, yendo hacia el Jordán para simbolizar su paso a la vida pública de manos de Juan el Bautista, el último de los profetas. Pero no fue así. La experiencia del bautismo significó para Jesús una novedad, podríamos decir que una sorpresa. No fue algo premeditado, sopesado, controlado. Tan de sorpresa le pilló que después tuvo que ir al desierto 40 días a asumir personalmente la misión que allí se le había entrañado.

La vida espiritual es así. Dios no espera a que estés maduro, a que lo tengas todo claro. Te llama, te inunda con su presencia, te hace ver la hermosura de la misión y, después, deja que lo madures y lo asimiles, y veas cómo tienes que ir respondiendo a su llamada.

Vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

“Tu Espíritu se ha posado sobre mí y permanece en mí. Pero, ¿qué significa que soy tu Hijo amado?, ¿cómo tengo que vivir a partir de ahora?, ¿qué camino es el que tengo que asumir para mostrar que siendo Hijo del Padre soy Hermano de todos para rescatar a muchos? ”

La llamada que Dios nos hace no nos pertenece, somos nosotros los que le pertenecemos a ella porque le pertenecemos a Dios. Cada día somos arrostrados por un Dios que nos intima para que vivamos en el viento de su llamada y nuestra misión. Esto es ser hombre, ser mujer, ser Persona.

Lo que solo la fe ve (Mateo 2,1-12)

Lo que solo la fe ve (Mateo 2,1-12), comentario al Evangelio del 6 de enero del 2020.

Nadie pudiera imaginarse que el Hijo de Dios, el Señor del Universo pudiera venir al mundo en una casa humilde y sencilla, como los más pobres de su pueblo. Si los Sabios de Oriente no hubiesen caminado guiados por una estrella, nunca hubieran encontrado al salvador. Pero fue una pequeña luz que parecía perdida entre las infinitas luminarias del firmamento la que los guió. Ellos buscaron al Niño, sobrepasaron obstáculos y dificultades, pero sin la estrella nunca lo hubieran encontrado.

La fe es para todos los creyentes esa luz que nos guía en nuestra vida y que nos hace ver, en medio de las dificultades y los sinsabores, el camino de la vida. El sol de la razón ilumina con más fuerza, ciertamente; pero no discrimina, no discierne, no nos hace ver lo importante de las distracciones, la publicidad superflua de lo verdaderamente necesario. La luna de los sentimientos nos llena de ilusión o de melancolía, parece que nos saca de nosotros mismos, pero los sentimientos siempre son egocéntricos.  Parece que fue una rara confluencia entre Júpiter y Saturno la que llamó la atención de aquellos sabios, los puso en camino, a la búsqueda de quien tiene respuesta al sentido de nuestra vida.

En medio de los pobres y los explotados, entre los que tienen que vivir hacinados porque no pueden pagar una vivienda, entre los que tienen mala fama y peor pinta, entre los forasteros y refugiados, entre las familias que necesitan ayuda…  allí encontraremos al Rey de Reyes, al Hijo de Dios, al Que se Entrega para darnos vida –oro, incienso y mirra-.


Horario de Misas de Navidad y Año Nuevo


Horario de Misas de Navidad 2019 y Año Nuevo 2020 en nuestra Parroquia de San José Obrero, en San Juan de Aznalfarache:

- Nochebuena, martes 24, a las 20:00 h.

- Navidad, miércoles 25, a las 12:00 h.

- Día de la Sagrada Familia:
       · Sábado 28, a las 19:30 h.
       · Domingo 29, a las 11:00 y 12:00 h.

- Día de María Madre de Dios, miércoles 1, a las 12:00 h.

- Día del Dulce Nombre de Jesús, viernes 3, a las 19:30 h.

- Día de la Epifanía del Señor, lunes 6, a las 12:00 h.

Cáritas enero de 2020

Dios ha puesto su tienda entre nosotros. Se ha religado con la historia humana, para que no nos perdamos en la oscuridad de la noche ni la sed del desierto pueda asolar nuestras vidas. Nadie sin luz, nadie sin amor, nadie sin esperanza, nadie sin vida. Tengámoslo también presente durante esta colecta, que hoy se destina a la atención de los hermanos más necesitados, y traduzcamos nuestra alegría en abundante generosidad.


«El agente de la caridad de ser consciente de este misterio: su acción, su palabra, su testimonio, su gesto, es Palabra de Dios que está hablando al mundo. Vuelca la Palabra recibida en acción, predica prescindiendo de las palabras, y esto quizás exige mayor riesgo en comportamiento. Quien actúa en el ámbito de la caridad no debe tener pudor de atribuirse a sí mismo esa capacidad de predicar a Jesucristo por medio de su actividad, puesto esto dota a la acción caritativa de otra dimensión. Quien practica la caridad está predicando y testimoniando ya a Jesucristo. El agente de la caridad es mediación, y esto lo perciben quienes lo ven.

El agente de la caridad teje un espacio de encuentro, de ternura, donde lo que se juzga son los actos, más que las palabras, La entrega gratuita, al servicio del otro, se convierte en testimonio del amor de Dios por nosotros. Dios actúa a través nuestro. Quien practica la caridad se convierte en el amor de Dios en acción, pues el amor de Dios por su creación, por su criatura, ha de ponerse en acto...

El servicio de la caridad lleva en ocasiones a situaciones de desánimo, de pérdida del sentido, de dolor o desesperanza. Hoy se habla con frecuencia del desgaste de los cuidadores, del cansancio y agotamiento que lleva a veces a la renuncia. Recurrir a la Escritura deviene fundamental en los momentos más duros; aquellos en los que el agente de la caridad tiene que enfrentarse a los sentimientos de angustia y de desconfianza que inevitablemente provocan en ocasiones la experiencia de escasez, de dolor y de fracaso. Volviendo a la Escritura, uno se encuentra con ese amor primero, ese amor gratuito, inconmensurable, de Dios, que nos ama inagotablemente a todos y cada uno de nosotros y, desde ahí, descansa. El agente de la caridad podrá transformar así el desasosiego en esperanza. Esta esperanza se apoya, en efecto, en la confianza en que Cristo se halla vivo y presente en realidades trágicas a que nos enfrentamos. El agente de la caridad no desespera, pues confía en las palabras de Jesús: el reino de Dios está cerca.