La
Eucaristía es la fuerza de los cristianos. De su participación nacen el corazón
que ama sin medida, las manos abiertas a acoger y a compartir, la vida
dispuesta a los demás en gratuidad, el compromiso solidario. Que la celebración
de este primer domingo del mes de agosto nos ayude a vivir con el mismo estilo
que Jesús.
Nuestra comunidad parroquial, a través de Cáritas, da testimonio del amor de Dios, sirviendo a aquellos hermanos que lo necesitan, por falta de recursos para la alimentación, el vestido, el pago de recibos o del alquiler, sino también con esperanza en el futuro. Con nuestra generosidad, los cristianos hacemos patente que dar es la expresión más rica de vitalidad, de fuerza, riqueza y poder creador. En este domingo de Cáritas, seamos particularmente generosos en la colecta. Nuestros hermanos la esperan. Y Dios la multiplicará.