Como flor de narciso (Is 35,1-10), breve
comentario sobre la primera lectura del domingo 11 de diciembre de 2022, III de
Adviento, ciclo litúrgico A.
Las lecturas que se proclaman en las
eucaristías del adviento tienen tres referencias fundamentales: Juan el
Bautista, María de Nazaret y el profeta Isaías. Gran parte de las lecturas del
adviento son de este profeta, que no solo muestra una experiencia profunda de
Dios, sino que es uno de los mejores poetas de toda la historia de la
literatura universal. La experiencia de Dios hace descubrir y apreciar la
belleza del mundo.
Algunos textos del libro de Isaías se
enmarcan en el pequeño reino de Israel, que rodeado de grandes potencias, tiene
que mantener un difícil equilibrio para no ser campo de las batallas de los
grandes imperios. Otros textos reflejan la situación de deportación y
esclavitud que sobrevino después de la guerra, que los gobernantes de Israel no
supieron o no pudieron evitar. Como por desgracia le ha ocurrido a la
martirizada Ucrania. Los cantos esperanzadores de Isaías levantaban el ánimo de
aquellos que, privados de todo, solo tenían ya su fe en el Señor de la
historia.
Por eso, todos los que ahora sufrís y os
sentís desbordados por las circunstancias no perdáis la fe. Isaías lo
profetizó, la salvación de Dios es como la flor del narciso que florece en el
mismo invierno. Los problemas no se resolverán todos por arte de magia, pero
guardar en el corazón la hermosura de un amor que con misericordia nos acaricia
es un tesoro que nadie te puede arrebatar.
¿Quién está solo teniendo a Jesucristo en lo más íntimo?