Humanamente divino (Triduo Pascual, Mateo 28,1-10), breve
comentario sobre el Evangelio del domingo 9 de abril de 2023, Domingo de
Resurrección.
Los evangelios, nos dicen los que estudian la Biblia,
comenzaron por ser una narración de la Pasión del Señor. La noche en que fue
apresado y su camino hasta la cruz son narrados con tantos detalles que invitan
a reconstruirlos minuto a minuto. Toda la vida de Jesús de Nazaret fue para sus
discípulos una manifestación del poder y de la voluntad de Dios para la vida de
las personas. A la luz de la resurrección, su muerte se volvió también
luminosa.
Fue tan sorpresivo que el Mesías acabara en manos de los
pecadores; fue tan terrible verlo sufrir. Se les conmovió el ánimo hasta la
médula, y entendieron que el acontecimiento en el que el Padre había revelado
más claramente su amor no fue uno de los milagros, ni su enseñanza más acabada
estaba en una de las parábolas, sino su muerte en la cruz, su manera de
entregarse y de entregarnos su vida hasta el último aliento. Cuando Jesús muere
nos entrega su Espíritu.
En la muerte y resurrección del Señor comprendieron que
quien lo acoge en la fe es acogido incondicionalmente por Él; que participar de
su entrega por las personas, en la manera en que la vida de cada uno vaya
alumbrando, es participar también de su resurrección; que Él es el Camino, la
Verdad y la Vida.
Tantos caminos recorridos junto a Él, tanta vida compartida, y al final, en su muerte, pueden descubrir que es la resurrección y la vida verdadera.