Palabras sencillas (Juan 14,1-12), breve comentario del
Evangelio del domingo 7 de mayo de 2023, V de Pascua.
Las comparaciones que se hacen de Jesús en el Evangelio
son siempre con realidades muy sencillas: el camino, la puerta, la roca, la
vid, el sembrador... El encuentro con Él en nuestra vida también se produce en
lo sencillo, en el lado humilde de la vida.
Ese lado pobre y humilde de la vida es vivido, sobre
todo, en la familia, en nuestra familia, con sus luces y sus sombras, con sus
limitaciones y sus riquezas. En la familia, aprendemos a ganar y a perder en
los juegos con nuestros hermanos. En la familia, aprendemos que siempre tenemos
que ir al ritmo del más pequeño, del más débil. En la familia, aprendemos a
acoger con paciencia los defectos o las “peculiaridades” de los demás. En la
familia, aprendemos a amar, al ser amados incondicional y gratuitamente.
En la familia, aprendemos la dignidad del trabajo y del
trabajador, y lo que sufren los pobres, cuando falta el sustento diario o se
consigue en constante inseguridad. En la familia, aprendemos el sentido
profundo y verdadero de la justicia social y de la solidaridad.
En la familia, se nos despierta al sentido profundo de la vida, a la belleza y a la armonía, a la dignidad personal y a la compasión con el que sufre. En la familia, se nos abre a la confianza cierta de que el amor tiene la última palabra, a la fe sencilla, alentada en la respiración misma, de que lo primero es Dios. “Vosotros sois mis hermanos, somos una familia”, otro nombre sencillo que Cristo se da a sí mismo.