Sacrum facio (Lucas 14,25-33): breve comentario sobre el Evangelio del domingo 4 de septiembre de 2022.
Sin él, nada valioso, ni bueno viene a nuestra vida; es la puerta de lo que más plenitud y alegría puede darnos.
Es
la muestra de tu propia valía; sin afrontarlo, ni tu amor, ni tu amistad, ni tu
propia vocación puedes decir que es verdadera.
Cuando
te decides a aceptarlo, una paz grande te inunda; nadie puede arrancarte nada,
porque te has entregado, voluntariamente, a ti mismo.
Toda
nuestra vida en él se sustenta. Por nosotros lo hicieron y lo hacen; y solo
seremos personas plenas, si por los otros lo hacemos.
Perseguir
tus sueños, compartir tu amor, acoger la gracia de Dios tienen que pasar por
él.
Si
has encontrado algo tan hermoso, que merece la pena sufrir por ello, podrás ser
una persona profundamente feliz.
Cuánta
luz vive una persona que es capaz de pasar por la noche oscura con la esperanza
de ver, de nuevo, amanecer.
Solo
cuando vives la plenitud del amor, estás dispuesto a sacrificarte por quien
quieres, y no para conseguir nada a cambio sino para que quien amas, tenga
vida. Esa es la palabra que había que adivinar: sacrificio.