¿Y tú qué dices? ¡Di basta! Nadie sin hogar


Cáritas, en unión con toda la Iglesia, en la Campaña 2018, queremos decir “basta”: de vulneraciones de derechos, de invisibilidad, de sufrimiento, de vivir en la calle, de inseguridad, de agresiones, de no poder acceder a una vivienda… de no tener hogar. Y además afirmamos que “Nadie Sin Hogar es posible”. Después de veintiséis años de campaña podría vencernos el desánimo y pensar que no es así, pero sabemos que no es una fantasía, ni una ilusión, sino que es posible, pero que para ello es necesario el compromiso de las diferentes administraciones, entidades sociales y ciudadanía en general.

Más información en la web de Cáritas (para mayor información, haga clic aquí).

La voz de Jesús (Juan 18,33-37)

La voz de Jesús (Juan 18,33-37), comentario al Evangelio del 25 de noviembre de 2018.


La voz de Jesús es escuchada por todos, desde el pobre ciego hijo de Timeo hasta el gobernador de Roma, Poncio Pilato; desde la familia trabajadora que va con su familia a misa, hasta quien se declara agnóstico y reniega de la Iglesia. La voz de Jesús es escuchada por todos, la nuestra no; y no es de extrañar, ni de criticar. La coherencia moral y personal del Nazareno, la profundidad de su mensaje y la autenticidad de sus palabras están fuera de toda duda. La nuestra no, claro.

Por eso la mayor riqueza que tenemos los cristianos es la voz de Jesús, su vida, su mensaje, su entrega, su resurrección. Esa es nuestra mayor riqueza que crece al compartirla. Por eso nuestra mayor preocupación ha de ser, no defender la iglesia, sino ser testigos de la verdad del Señor; compartir con los demás la inmensa riqueza que es Jesucristo. Compartir a Jesucristo con los otros, eso lo es todo. Cada uno, después, hemos de responder a la claridad de su vida.

Todo el que es de la verdad escucha su voz. Y cada uno tendremos que elegir si queremos ser de la verdad o queremos vivir en la mentira, en una mentira abierta y desahogada, o en una mentira vergonzante de medias verdades. Pilato, en su conversación con Jesús, intenta distanciarse de la luz que lo quemaba: “¿Acaso soy yo judío? Otros te han entregado a mí.”
  
¿Y tú?, ¿cuál es tu actitud ante la persona de Jesucristo? ¿Le escupes y lo condenas?, ¿te muestras indiferente pensando que no te incumbe?, ¿o lloras amargamente, como Pedro, tu propia mediocridad?

Pobreza sacerdotal (Marcos 13,24-32)

Pobreza sacerdotal (Marcos 13,24-32), comentario al Evangelio del 18 de noviembre de 2018.

No; no voy a criticar la riqueza de los curas. Primero porque la mayoría ni tienen grandes riquezas ni las pretenden; y segundo porque ya hay quienes magnifican los errores condenables de la Iglesia y tratan de ocultar su cotidiano servicio a las personas. El asunto que os presento es más profundo.

El Papa ha convocado para este domingo el día de los pobres, con un lema que recoge un versículo del salmo 34: “Este pobre gritó al Señor, y el Señor lo escuchó”. Y dice “este”, no “un pobre”, o “el pobre”, “o quien vive la pobreza”. Dice “este pobre” dándonos a entender que el Señor mira a la persona atendiendo a su realidad y dignidad, conociéndola por su nombre y por su historia. Este pobre es escuchado por Dios, y eso es una interpelación a que este pobre, también, sea escuchado por la comunidad de los cristianos, por la Iglesia. Despachamos, demasiadas veces, a los pobres dándoles cosas, sin escucharlos, sin saber de su historia y sus esperanzas, sin atender a lo más profundo de la persona que es su fe. Y sin embargo, el pobre puede ejercer un sacerdocio muy eficaz porque Dios lo escucha, y así nos lo dice la Escritura.

También este pobre, que soy yo o que eres tú, cuando reza a Dios desde su pobreza es escuchado. Acoge y busca al pobre y a la pobreza como un don, porque con ellos se identificó el mismo Jesucristo. Cuando la Iglesia acoge a los pobres y vive en la pobreza puede ser transparencia de Cristo, sumo y eterno sacerdote, que se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.


Cuando ayudes a alguien y te lo agradezca, pídele que rece por ti.

II Jornada Mundial de los Pobres



Este sábado 17 y domingo 18 de noviembre de 2018, la Iglesia somos partícipes de la II Jornada Mundial de los Pobres, a la cual, nuestro Arzobispo, Mons. Asenjo dedica su carta pastoral de esta semana, de la cual ofrecemos un extracto, que puedes seguir leyendo en el enlace al final de este texto:

"El 13 de junio del año pasado, el papa Francisco hacía público un mensaje titulado “No amemos de palabra sino con obras”. Con él instituía la “Jornada mundial de los pobres” que, en su segunda edición, celebramos en este domingo.

En aquel documento nos decía el Papa que el amor a los pobres es “un imperativo que ningún cristiano puede ignorar”, pues “el amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de los pobres”. Añadía el papa Francisco que el amor a los pobres no se concreta en las palabras vacías ni en las emociones momentáneas ante una desgracia o una catástrofe, sino en “una respuesta de amor” a la entrega de Jesús por nosotros que, con la gracia de Cristo, se transforma en misericordia efectiva con nuestros hermanos más necesitados, traducida en obras concretas.

Así lo vivieron las primeras generaciones cristianas, haciendo suyas las enseñanzas de Jesús (cf. Mt 5, 3; Hch 2, 45; St 2, 5- 6, 14-17). Pero no siempre ha sido así. En ocasiones nos hemos olvidado de los pobres, a pesar de que el Espíritu Santo siempre nos ha recordado este mandato capital del Evangelio, a través de quienes, como los santos, han dedicado su vida al servicio de los últimos"...

Enlace: Archisevilla.

Círculo del Silencio, sábado 17, en Sevilla


La Delegación Diocesana de Migraciones de la Iglesia de Sevilla nos invita a participar en el Círculo del Silencio, que tendrá lugar este sábado 17 de noviembre de 2018, en la Plaza Virgen de los Reyes (Sevilla), a las 17:30 h., en recuerdo de quienes han perdido la vida tratando de llegar a Europa.

Mesa redonda Acción Conjunta contra el Paro


La Acción Conjunta Contra el Paro se suma a la celebración de la II Jornada Mundial por los pobres de la Tierra, que tendrá lugar el lunes 12 de noviembre de 2018, en esta ocasión bajo el lema ‘Este pobre gritó y el Señor lo escuchó’ (Salmo 34, 7).

Así, desde esta plataforma integrada por más de una decena de instituciones diocesanas, pretenden aprovechar esta cita universal como “una oportunidad para volver la mirada hacia aquellos que, como bien expresa el Papa, tiene el corazón destrozado por la tristeza, la soledad y la exclusión, para escuchar sus demandas y atender sus necesidades”.

Para ello, está prevista la celebración de una mesa redonda en la Parroquia Santa Justa y Rufina (Ronda de Triana, 23-25), el 12 de noviembre, a las siete de la tarde, donde se hará una reflexión de esta realidad en la Archidiócesis y se expondrán testimonios de desempleados o personas con trabajos precarios.

Con esta Jornada el papa Francisco invita a todos los cristianos a “hacer tangible la respuesta de la Iglesia al grito de los pobres”, al igual que evangelizar a aquellas personas que sufren esta situación. Pero, tal como apunta el Papa, esto es recíproco porque “los pobres nos evangelizan, ayudándonos a descubrir cada día la belleza del Evangelio”. Por último, el pontífice ha insistido en que la importancia de que todos nos sintamos “deudores con los empobrecidos, para que tendiendo recíprocamente las manos unos a otros, se realice el encuentro salvífico que sostiene la fe, vuelve operosa la caridad y permite que la esperanza prosiga”.

Más información a través de la secretaria de la Acción Conjunta mediante el teléfono 671 92 13 80 o el correo electrónico accioncontraelparo@archisevilla.org

Archidiócesis de Sevilla.

Día de la Iglesia Diocesana


El 11 de noviembre se celebra en España el Día de la Iglesia Diocesana, bajo el lema ‘Vivimos y celebramos la fe en comunidad, porque somos una gran familia contigo‘.

Y por ello, nuestro Arzobispo, Monseñor Juan José Asenjo, nos transmite estas palabras, en su carta pastoral de este fin desemana:

“La Iglesia es como la prolongación de la Encarnación, la Encarnación continuada, el sacramento de Jesucristo, su prolongación en el tiempo. es la escalera de nuestra ascensión hacia Dios. La Iglesia es Cristo que sigue entre nosotros predicando, enseñando, acogiendo, perdonando los pecados, salvando y santificando, hasta el punto de que, si el mundo perdiera a la Iglesia, perdería la Redención.

La Iglesia no es el intermediario engorroso del que uno trata de desembarazarse por inútil y molesto. Al contrario, es el ámbito necesario y natural de nuestro encuentro con Jesús y la escalera de nuestra ascensión hacia Dios, en frase muy gráfica de san Ireneo de Lyon. Sin ella, antes o después, todos acabaríamos abrazándonos con el vacío, o terminaríamos entregándonos a dioses falsos. Ella es el regazo materno que nos ha engendrado y que nos permite experimentar con gozo renovado cada día la paternidad de Dios.

Al sentirla como madre, hemos de sentirla también como espacio de fraternidad. Junto con sus otros hijos, nuestros hermanos, hemos de percibirla como nuestra familia, el hogar cálido que nos acoge y acompaña, como la mesa en la que restauramos las fuerzas desgastadas y el manantial de agua purísima que nos renueva y purifica. Su Magisterio no es un yugo o una carga insoportable que esclaviza y humilla nuestra libertad, sino un don, una gracia impagable, un servicio magnífico que nos asegura la pureza original y el marchamo apostólico de su doctrina”.

Cuidado con las grandezas (Marcos 12,38-44)

Cuidado con las grandezas (Marcos 12,38-44), comentario del Evangelio del 11 de noviembre de 2018.

“Para conocer a Manolillo, dale un carguillo” dice nuestro refranero haciendo burla de los que al asumir alguna responsabilidad o estar en situación de recibir honores de cargo se creen por encima de los demás, se aprovechan de su posición y la usan ventajistamente. Por el contrario, mientras más valía personal tiene alguien, con más sencillez puede mostrarse y más humildemente asume los elogios.

En todas las instituciones, en todos los grupos humanos se da esto: desde la empresa en la que trabajas, hasta la parroquia en la que colaboras; en las asociaciones de vecinos y en los cargos de la administración pública. Cuanto más valioso sea lo que asumes, más necesario es que lo acojas con humildad y honestidad. Si han depositado en ti la responsabilidad de ser de alguna manera representante de la Iglesia y el Evangelio, ten sumo cuidado con mostrarte áspero, exigente o intolerante con quien contigo se relaciona; estarías denigrando aquello que representas. Si te han confiado la administración de bienes materiales, sé escrupulosamente honesto y diligente: el encargo de lo público ya es un honor suficientemente grande para que renuncies a un enriquecimiento ilícito.

Sin embargo, esto que decimos no es lo común. La ineficacia por corrupción y por clientelismo partidario es uno de los mayores males de nuestra sociedad. Ya lo dice Jesús en el Evangelio: hay quien bajo capa de “igualdad”, “progreso”, “cooperación” o “apoyo a la diversidad”, se lleva tres veces más de lo que debiera (por no decir treinta).

Humilde, como lo fue Jesucristo

Visitas a las residencias


Nuestra comunidad parroquial, gracias a la organización del grupo Pastoral de la Salud, les llevamos la comunión a los abuelos de las residencias Joaquín Rosillo y Guadalupe, un encuentro de fe y júbilo para con ellos.

Santa Ángela de la Cruz, 5 de noviembre


Este lunes, día 5 de noviembre de 2018, onomástica de Santa Ángela de la Cruz, a las 19:30 h., celebraremos la Santa Misa en su conmemoración y como Titular de la Hermandad de los Ángeles, tendremos también la reliquia de esta santa.

La Hermandad comunica que su peregrinación anual andando al convento de Santa Ángela será el domingo 18 de noviembre y en su capilla se realizará la santa misa correspondiente a este mes.

Un alto interés (Marcos 12,28-34)

Comentario al Evangelio del 04 de noviembre de 2018.

Lo confieso; estoy viendo una serie de esas modernas: Vikingos. Y me ratifica en el algo que hace mucho tiempo pensaba, en el alto interés meramente humano que tiene la fe cristiana. Es cierto que en nombre de cualquier “dios” o de cualesquiera “valores” pueden cometerse las mayores barbaridades. Pero el cristianismo tiene como referencia a Jesús de Nazaret, y su persona y su mensaje serán siempre horizonte crítico para toda deshumanización y abuso de poder.



Creer en Dios, tal y como se nos reveló en Cristo, e intentar seguir su mandamiento tiene un alto interés personal, aunque suene “egoísta” decirlo. Ya lo decían los textos del Antiguo Testamento: “Guarda estos mandamientos para que te vaya bien, para que tengas larga vida y crezca el número de tu descendencia” (Dt 6).



Creer en Dios, tal y como se nos reveló en Cristo, hace que vivamos en un horizonte de bondad, de perdón y de misericordia que nos hace más humanos, que nos permite vivir con más serenidad, y que asienta la felicidad de nuestras vidas. “Amar al prójimo como a uno mismo”, nos hace reconocernos como personas y empatizar con el otro; “amar a Dios sobre todas las cosas” resitúa todo en su justa medida: nada de este mundo es Dios y a nada debemos rendirle pleitesía, ni hemos dejarnos dominar por nada. Amar a Dios es, además, sólo respuesta al amor que él nos tiene. Y ese amor ni es voluble como el de las relaciones que tenemos, ni se aleja con la distancia, ni se diluye con el tiempo. Sabernos amados por el Padre de Nuestro Señor Jesucristo es la llave para descubrir la luz que llevamos dentro.