San Joaquín y Santa Ana, 26 de julio

El martes 26 es el día de los abuelos del Señor: San Joaquín y Santa Ana. La misa es en el horario normal de diario, por la tarde, a las 20:30 h.

Invitamos a asistir a todos los abuelos que puedan venir a nuestra Parroquia de San José Obrero; y para los que no pueda acercarse, esta eucaristía será emitida en directo por el canal de YouTube parroquial. Para facilitar su visionado, recordamos a continuación el enlace al mismo (y si aún se ha suscrito, puede hacerlo gratuitamente a través del botón que le muestran en YouTube, a la derecha de su pantalla):

https://www.youtube.com/channel/UC7gxpCcXZG9jSgKWlleg0Zg

Santiago Apóstol, 25 de julio

Este lunes 25 de julio de 2022, celebramos la misa en el día de Santiago Apóstol, patrono de España, en nuestra Parroquia de San José Obrero, a las 11:00 h. (por la mañana).

Invitamos a asistir a todos los parroquianos, feligreses, hermanos en la fe y vecinos que deseen conmemorar esta solemnidad en nuestro Templo parroquial.

La belleza de creer (Lucas 11,1-13)

La belleza de creer (Lucas 11,1-13), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 24 de julio de 2022, XVII del Tiempo Ordinario.

Hay veces que la fe se deforma en mercantilismo sagrado. Las personas van al templo para pedir a Dios lo que necesitan: salud, prosperidad económica, ayuda en algún problema...; y para eso le ofrecen algún don: unas velas, unas flores o un sacrificio; otros pretenden recibir “de gratis”, con solo pedirlo. La fe es mucho más que esto.

Creer es adorar. Postrarnos humildemente ante Quien sabemos que es Bondad Plena, y dejar que nuestra alma se esponje en esa bondad que intuimos, que contemplamos, que anhelamos y que, a veces, irrumpe en nuestra vida.

Creer es escuchar la Palabra que da sentido a todo el universo y a nuestra propia vida. Sin que salgamos de nuestro asombro, Dios nos escucha y nos habla. Siendo el Dios Altísimo, está pendiente de nuestras inquietudes, de nuestras necesidades, de lo más concreto de nuestra vida. Siendo el que Todo lo ha hecho, quiere contar con nosotros para seguir extendiendo el bien: nos envía a una misión, nos habla al corazón y nos ofrece una dignidad que nunca podríamos imaginar.

Creer es aceptar la amistad de Quien se hizo hombre como nosotros para acariciar con su carne la nuestra, y despertarnos al amor. Y, como amigos, compartimos las alegrías y la vida, le ofrecemos lo que tenemos, y le pedimos cuando necesitamos de Él. Muchas veces de esto último nace una amistad hermosa.

Creer en Dios es algo hermoso, profundo e inexplicable.

Lo más humano (Lucas 10, 25-37)

Lo más humano (Lucas 10, 25-37), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 10 de julio de 2022, XV del Tiempo Ordinario.

La fe en Jesucristo es lo más humano que podemos vivir. Hay quienes se empeñan en oponer lo humano a lo divino, la libertad de la persona y la confianza en Dios, la razón y la fe. No se dan cuenta de que, para que todo esto se oponga de verdad, hay que, o bien manipular lo religioso, o reducir a la persona a una caricatura de lo que es.

Sin la compasión con el que sufre, que nos propone el mensaje y la vida de Jesús, ¿qué quedaría de nuestra humanidad como personas? Si todo en nosotros fuera cálculo de intereses egoístas, ¿en qué nos habríamos convertido?, personas, habríamos dejado de serlo.

Los que más anhelan y desean que sus padres se quieran para siempre son los hijos, que saben que solo en el respeto y el cariño de sus padres ellos podrán ser felices. Ellos no entienden eso de que “se acabó el amor”, como argumento último de su divorcio.

Podemos asumir la propia muerte como final absoluto de la vida: La propia, porque la muerte de quien amamos, la desaparición completa de quien queremos verdaderamente, siempre es un absurdo, la vivimos como imposible.

Estamos hechos a imagen de Dios y solo en Cristo podemos encontrar una vida reconciliada con lo que somos. Alguien se podrá empeñar en vivir de espaldas a Jesucristo, pero en el camino de la vida se lo encontrará muchas veces, curando sus heridas, cuidando de él.

Tiempo de sementera (Lucas 10, 1-20)

Tiempo de sementera (Lucas 10, 1-20), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 3 de julio de 2022, XIV del Tiempo Ordinario.

Para la agricultura el verano no es tiempo de sementera. El calor y la sequedad de julio y agosto no hacen posible que una semilla sepultada en la tierra tenga la mínima humedad, para poder sobrevivir sin calcinarse. Pero en lo que a la persona respecta, puede ser lo contrario.

Toda semilla necesita quietud y sosiego para que, con un poco de humedad, pueda romperse por dentro y empezar a echar pequeñas raíces y a brotar. El verano es ese tiempo de quietud y de sosiego, que necesita nuestra alma para que en ella brote la novedad que siembra el Espíritu. Una lectura, una conversación, una nueva experiencia, un rato prolongado de oración... De muchas maneras, el Espíritu puede sembrarse en nuestra vida y hacernos echar raíces y brotar por donde no esperábamos.

El evangelio de este domingo nos muestra cómo Jesús envía de dos en dos a sus discípulos, para que fueran iniciando la sementera del Reino de Dios. Eran personas sin cultura del discurso, pero les hablaban a campesinos, con sus mismas inquietudes, de la esperanza del Reino. Los habría descreídos y escépticos de aquel anuncio de promesas. Pero, para su alegría, muchos los creyeron. Hasta el propio Jesús, quizás sorprendido, se alegró.

No endurezcas tu corazón; que la sementera del Reino que, cada amanecer, esparce el Espíritu, no te agarre cerrado ni escéptico. Dios se vale de quien menos lo esperas para impulsarte en los caminos de su alegría.