Creemos en ti, Señor Jesús,
verdaderamente presente
en el Sacramento de tu amor
y, en torno al altar, te damos gracias,
inclinados en humilde adoración.
Tú eres nuestro Salvador y Maestro,
crucificado por nuestros pecados
y resucitado por el poder del Padre
y la potencia del Espíritu.
Oh, Señor, misericordioso,
ven y quédate en nosotros,
perdona nuestros pecados
y danos tu paz.
Aleja de nuestros corazones
toda duda y temor
y fortalece en nosotros la fe
en tu misterio pascual,
de modo que, con el auxilio de tu gracia,
podamos vivir intensamente
nuestro compromiso bautismal
y merezcamos conseguir
la vida eterna en tu reino.
Amén.