Cargar con la cruz (Marcos 8,27-35)

Cargar con la cruz (Marcos 8,27-35), breve comentario sobre la lectura del Evangelio del domingo 15 de septiembre de 2024.

La experiencia de fe en Jesucristo potencia lo mejor del ser humano, lo mejor que hay en cada uno de nosotros. La amistad, la relación profunda con Jesucristo nos libera de nuestros demonios, nos da humildad para superarnos y nos abre a una fraternidad que da sentido a nuestras vidas. Lo más auténtico del ser de nuestra persona encuentra resonancia en el Evangelio.

Pero hay experiencias profundas en la fe que no se explican desde meramente lo humano; una de ellas es el acoger desde un sentido pleno y luminoso a los momentos de sufrimiento y de cruz que tenemos que afrontar. Todos hemos de vivir momentos de sufrimiento. Todos, incluso, por ser honrados, por luchar por la justicia y el bien podemos vernos despreciados y perseguidos. Es ley de vida, si no te resignas a la injusticia y a la mentira de este mundo, esa injusticia y esa mentira se centrarán en ti.

Los seguidores de Jesucristo tenemos un consuelo y una fortaleza grande en los momentos de cruz: al participar de una entrega como la de Cristo, participamos y participaremos en una vida y en una resurrección como la suya. Unidos a Él, nuestra cruz se convierte en un yugo llevadero, y en una carga suave. Todos nosotros, como el apóstol Pedro, nos asustamos ante la cruz. Ojalá seamos, también como él, fuertes y generosos cuando nos toque acoger los sacrificios que la vida nos presente. 

Donación de arte religioso a nuestra Parroquia

Antonio Sánchez y su esposa Pepita Almagro han donado para nuestra Parroquia un cuadro antiguo, con una imagen muy significativa de la vida de san Antonio de Padua. Más adelante, nuestro párroco nos comentará el pasaje de la vida del santo que refleja.

Gabriel Azofra ha afianzado y asegurado tanto el lienzo como el marco. Le damos las gracias.

Oración tras la comunión, 8 de septiembre

Oración tras la comunión, domingo 8 de septiembre de 2024.

Canta, lengua, el misterio glorioso

del Cuerpo tan sublime

y de la Sangre tan preciosa

que, por nosotros, se dio en redención,

el Fruto del Vientre generoso,

del Rey que vino a las naciones.

Se nos dio, nació para nosotros

de una Virgen inmaculada

y, viviendo entre nosotros, en este mundo,

difundió la semilla de la Palabra;

puso fin a su destierro,

con un admirable orden.

El Verbo encarnado, el verdadero Pan

hecho Carne, por medio de la Palabra,

y Sangre del propio Cristo.

Y si los sentidos flaquean,

para el corazón sincero

sólo la fe es suficiente.

Por tanto, a este sacramento

veneremos inclinados,

y el antiguo contrato

deje paso al nuevo rito;

que la fe se preste a suplementar

las deficiencias de los sentidos.

Al Padre, al Hijo y al Espíritu

la alabanza y el júbilo,

la salvación, el honor y también la virtud.

Amén.

Imparable (Marcos 7, 31-37)

Imparable (Marcos 7, 31-37): breve comentario sobre el Evangelio del domingo 8 de septiembre de 2024.

Cuando el Señor habla al corazón de una persona, su palabra poderosa se convierte en nosotros en una fuerza imparable, que ni nuestras cobardías, ni nuestros pecados, ni las censuras o prohibiciones pueden acallar. Los profetas son testigos de esta experiencia. Estamos hechos para la verdad y para el bien, y cuando los encontramos en profundidad qué difícilmente los dejamos de lado.

Quizás me diréis que la experiencia es la contraria; que muchas personas que han vivido momentos de encuentro con el Señor, después, han seguido o recaído en la injusticia y la mentira... En ellos, la palabra está aletargada, como la semilla que en la tierra está esperando para dar fruto. Así le ocurrió a Moisés que estuvo años y años pastoreando antes de reconocer aquella zarza que ardía sin consumirse y que le habló del sufrimiento de su pueblo y de la voluntad de Dios de salvarlos. Pero la Palabra allí estaba y germinó y dio fruto.

Este domingo celebramos la natividad de María de Nazaret. En ella la Palabra fue acogida y dio fruto sin tardanza, sin dilación, sin falsas prudencias. Ojalá nos sirva de ejemplo María para no retardar una respuesta plena a nuestra vocación. Cuando así lo hagamos, viviremos reconciliados con nosotros mismos, humildemente orgullosos de vivir conforme a la misión que nos han encargado.

Oración tras la comunión, 21 de julio

Oración tras la comunión, domingo 21 de julio de 2024.


Señor, no tienes manos.

Tienes sólo nuestras manos,

para construir un mundo nuevo,

donde haya más fraternidad y justicia.

 

Señor, no tienes pies.

Tienes sólo nuestros pies, 

para poner en marcha a los oprimidos,

por el camino de la libertad.

 

Señor, no tienes labios.

Tienes sólo nuestros labios,

para anunciar a los pobres

la Buena Noticia del amor.

 

Señor, no tienes medios.

Tienes sólo nuestro trabajo, 

para lograr que todos los hombres

vivan como hermanos.

 

Señor, aquí tienes

mis manos, mis pies,

mis labios, mi tiempo, mi ilusión… 

Dispón de ellos como quieras.

Amén.

Oración tras la comunión, 14 de julio

Oración tras la comunión, domingo 14 de julio de 2024.

Un mandato, Señor, Tú me ordenaste

de cumplir la grande comisión;

una gran encomienda me confiaste:

La labor de la evangelización.

Si yo callara, las piedras hablarían,

a otro llamarías si me negara;

mi talento a otro Tú darías

y en tinieblas eternas yo morara.

¡No callaré! Iré por todo el mundo

el Evangelio glorioso predicando,

no importando el ataque furibundo,

mientras la semilla voy regando.

Un día escucharé la bienvenida,

cuando toda lágrima y dolor habrá pasado;

y llegaré triunfante, llevando las gavillas

de las almas salvadas que he ganado.

Inscripciones en Despertar Religioso, 4 a 7 de septiembre de 2024

Horario de inscripción en el Despertar Religioso, para el mes de septiembre de 2024, en nuestra Parroquia de San José Obrero, de San Juan de Aznalfarache:

Desde el miércoles 4, hasta el sábado 7, de 19:00 a 20:00 h.

El Despertar Religioso es el primer curso de catequesis para las familias que tienen niños de 7 años. El objetivo es que los niños se vayan incorporando a la parroquia, y los padres y las madres comiencen con ellos su formación religiosa.

Cáritas en el primer domingo de julio

En este domingo 7 de julio de 2024, bienvenidos seamos al nuevo encuentro en torno a la mesa de la Palabra y del Pan eucarístico. La vida no es una carrera de obstáculos y dificultades, ni un lote «extra» de prescripciones y reglas religiosas que hay que cumplir; la vida es un encuentro con el Señor y es siempre liberación. Que esta Eucaristía nos ayude a saber disfrutar de Su amor.

Como cristianos y como comunidad cristiana, no somos ni podemos ser indiferentes a la realidad de nuestros hermanos necesitados. De ello damos testimonio a través de nuestra Cáritas, nutrida del trabajo de aquellos a los que encomendamos este servicio y de la colaboración de cada uno de nosotros. Que esta colaboración se traduzca en generosidad material en la colecta de primer domingo de mes, destinada a la labor de Cáritas Parroquial.

Textos extraídos del guión litúrgico de Cáritas Diocesana de Sevilla, para este mes de julio de 2024.

Oración tras la comunión, 7 de julio

Oración tras la comunión, 7 de julio de 2024.

Puerta de Dios en el redil humano
fue Cristo, el buen Pastor que al mundo vino,
glorioso va delante del rebaño,
guiando su marchar por buen camino.

Madero de la cruz es su cayado,
su voz es la verdad que a todos llama,
su amor es el del Padre, que le ha dado
Espíritu de Dios, que a todos ama.

Pastores del Señor son sus ungidos,
nuevos cristos de Dios, son enviados
a los pueblos del mundo redimidos;
del único Pastor siervos amados.

La cruz de su Señor es su cayado,
la voz de la verdad es su llamada,
los pastos de su amor, fecundo prado,
son vida del Señor que nos es dada.

Amén. 

Oración tras la comunión, 30 de junio

Oración después de la comunión, domingo 30 de junio de 2024.

¡Oh Dios!, de mi debilidad y mi fortaleza,
de mi tristeza y de mi alegría,
de mi soledad y compañía,
de mi incertidumbre y esperanza.
En la noche de mi enfermedad
me pongo en tus manos de Padre:
Alumbra esta oscuridad con un rayo de tu Luz,
abre una rendija a mi esperanza,
llena con tu Presencia mi soledad.
Señor, que el sufrimiento no me aplaste,
para que también ahora
sienta el alivio de tu Amor
y sea agradecido a la generosidad
de cuantos sufren conmigo.
Amén.