Haznos buen pan (Marcos 14,12-26), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 6 de junio de 2021, solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
“Hacernos buen pan” es la llamada que, cada vez que
tomamos la comunión en la eucaristía, se imprime en nuestro espíritu. Jesús
hizo sacramento de su vida entregada, para que nosotros, llenos de su presencia
y de su Espíritu, podamos vivir como pan bueno para todos.
Pan bueno como los voluntarios de Cáritas que se ofrecen a
los inmigrantes que necesitan ayuda cuando llegan sin respaldo ninguno; o que
facilitan a los mayores los trámites por internet con las administraciones
públicas, que se ha convertido en otra barrera que aísla a los más pobres.
Pan bueno como las personas de tantas parroquias que
buscan la manera de paliar la pobreza alimenticia y afectiva de tantas familias
como nos llegan cada semana.
Pan bueno como los jóvenes cristianos que entregando su
energía, su creatividad y su tiempo a los niños más desfavorecidos para que
tengan la oportunidad de crecer hacia el bien, cuando tanto mal les rodea.
Pan bueno como los miembros de asociaciones vecinales,
sociales y políticas que, con mareos de cabeza y sin ánimo de lucro, buscan un
mundo más justo, donde crezca el bien común.
Pan bueno como los religiosos y religiosas que, aquí
cerca de nosotros o en países lejanos, están siempre al lado de los más pobres
para mostrarles su amistad y el rostro misericordioso del Padre.
“Haznos buen pan, Señor, en cada eucaristía en la que comulguemos tu Cuerpo, siempre inmerecidamente; y en cada oración en silencio de comunión que hagamos ante el sagrario”.