Personal de servicio (Lc 1, 39-45), breve comentario sobre el evangelio del domingo 19 de diciembre de 2021.
En muchos de nuestros barrios estáis trabajadoras de
servicio a domicilio. Vuestra tarea es limpiar lo que otros ensucian, cuidar a
niños que no son los vuestros y a ancianos que no son vuestros padres ni
abuelos, comprar y cocinar cosas que no seréis vosotras quienes las comeréis.
Algunas venís de muy lejos para esta tarea, a veces ingrata, en la que muchas
ponéis cariño y amor.
La Virgen María, la Madre de Dios, también fue “personal
de servicio”, también asumió la tarea de “ayuda a domicilio”. Ya el ángel
Gabriel le había anunciado que iba a ser la madre del Salvador, y nada más
saber que su pariente Isabel, que ya era mayor, estaba embarazada de seis
meses, se puso en camino, en un viaje de varias jornadas, para ir a atenderla
en todo lo que necesitara.
El Evangelio es así de sorprendente. Dios rompe siempre nuestros esquemas mentales y nuestros prejuicios sociales. Va mucho más allá que nosotros porque tiene siempre en cuenta a los últimos, a los que menos suerte o posibilidades han tenido en la vida, a los que, por lo que sea, les toca vivir la mirada condescendiente de los demás.
Aunque a veces no os paguen lo que merece vuestro trabajo; aunque a veces “racaneen” con vuestros días de descanso; aunque a veces no os traten bien; tenéis que saber que en el evangelio conocemos a la Virgen María sirviendo en una casa, no siendo servida.