Evangelio del domingo 3 de enero de 2016. Un nuevo saludo en un año nuevo.

Sobre todo para ti (Juan 1,1-18) 
Felices Navidades, sobre todo para ti, que estás viviendo en el sufrimiento y la dificultad. 
Los que estudian la Biblia nos dicen que el pesebre tiene un gran significado, como todos los detalles de los evangelios de la infancia. El pesebre significa la dureza de la vida de los pobres, la cruz que el Señor tendrá que asumir conforme se vaya enfrentando con la injusticia y la hipocresía del mundo que tanto hace penar a los pobres y los sencillos. 
Sobre todo a ti, que has recogido a tu nieto, enfermo sicótico por razones que no vienen al caso, cuando sus padres ya no podían sobrellevarlo. Especialmente para ti, que estás lejos de tu casa, que estás pasando estas navidades lejos de tus hijos a los que les mandas, cumplidamente, casi todo el dinero de tu sueldo. Especialmente para ti, que estás viviendo la profunda desazón, a la que nunca te acostumbras, de depender de la pensión de tus padres. Sobre todo para ti, que tienes a tu familiar en el hospital sin saber cuándo podrá tener el alta… 
Dios Padre quiso que su Hijo se hiciera hombre, se hiciera niño en el seno de una mujer humilde, y que tuviera como cuna un basto pesebre de animales. ¿Qué pena o sufrimiento no podrá comprender? ¿Qué angustia o desazón tuya no podrá acoger en su pecho?  
Quien todo lo puede se hizo niño para despertar tu sonrisa y tu alegría. Quien todo lo hizo se dejó amamantar y limpiar y educar para que tú sepas que tus esfuerzos y tu generosidad son acogidas con todo el cariño que Dios es. Feliz Navidad.