Estar en el mundo; no ser mundano (Juan 13, 33-37), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 21 de noviembre de 2021, solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.
Por la encarnación del Hijo de Dios en nuestro mundo, los
cristianos estamos llamados a vivir en los distintos ámbitos donde nos movemos
con las actitudes de Jesús. Él vino al mundo para sembrar su justicia, su
gracia y su perdón, para que reconociéramos la huella de Dios en su creación, y
viviéramos de tal manera que nuestro corazón descubriera en lo pasajero el amor
eterno del Padre.
Descubrir lo que pasa en el amor eterno del Padre:
descubrir el amor del Padre en la infancia de nuestros niños, que va pasando
dulce e irremisiblemente; descubrir el amor eterno en los amores pasajeros de
los adolescentes; descubrir el amor del Padre en al amor de familia, con sus
limitaciones y grandezas; descubrir el anhelo de justicia eterna en las luchas
concretas, y a veces ambiguas, con las que buscamos un mundo mejor.
Hacer de nuestro mundo un escenario de luchas de poder,
de conflictos por ser el primero; un escenario donde quien más puede, más
disfruta a costa de los débiles; un escenario donde aparentar lo que nos creemos
que somos o lo que sabemos que no somos… Todo esto es hacer de nuestro mundo un
mundo inmundo. Lejos de la Iglesia y de los cristianos vivir así, mundanamente.
El Gran Poder de Jesucristo en este mundo es su amor en
la cruz; acoge tú también ese gran poder en tu debilidad.