“Que tiemblen las potencias” (Lc 21, 25-36), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 28 de noviembre de 2021, I de Adviento.
Que tiemblen las potencias del mundo, que
buscan sólo afianzarse en su poder, sin atender a las necesidades verdaderas de
los más pobres. El Señor, que viene pronto, las confrontará con su fuerza.
Que tiemblen los que se enriquecen con el
tráfico de armas, y de drogas, y hasta de personas; los que ponen en una
balanza su beneficio económico y la vida de las personas. El Señor, que viene
pronto, los avergonzará con su mirada.
Que tiemblen los que colaboran para que el
comercio y el mercado financiero internacionales sean una burbuja negando
vivienda y trabajo a los sencillos. El Señor, que viene pronto, los destronará
con su justicia.
Temblemos también nosotros; que con
nuestra actitud de egoísmo no buscamos siempre el bien de los más pobres; y con
nuestra ceguera e irresponsabilidad entramos en enfrentamientos estériles y en
la cultura consumista y de lo políticamente correcto, que corta nuestras raíces
y acorta nuestro horizonte personal. El Señor ya llega.
Adviento significa alzar la cabeza, para ver
la misericordia y la justicia que vienen; aunque al principio, como quien pasa
de las tinieblas a la luz, sintamos dolor por nuestros propios pecados.