Amar en el conflicto (Lc 4, 21-30), breve comentario sobre el evangelio del domingo 30 de enero de 2022.
Amar cuando todo va bien, no es difícil; aunque siempre se requiere generosidad y madurez. Pero cuando llega el conflicto, la amistad, la hermandad y el amor de pareja se resienten.
Fue fácil amar a Jesús en las bodas de Caná, cuando el vino y la alegría empujaban al entusiasmo; fue fácil admirarlo cuando curaba a paralíticos y leprosos, o cuando daba de comer a las muchedumbres; era fácil admirarlo cuando contando parábolas y hablando palabras de sabiduría enseñaba a pensar. Pero cuando sus enseñanzas son críticas con la cultura de su tiempo, cuando no todos están de acuerdo con su palabra y comienzan las críticas y las amenazas es más difícil seguir estando a su lado.
Jesús nunca deja de amarnos; ni cuando nos ve enfermos y debilitados, o cuando recaemos en el pecado; ni siquiera cuando nos ponemos en su contra. Él amó a Pedro, incluso en sus negaciones; y a Judas en la traición. Su amor fue tan lejos que a todos dejó atrás.
Para nosotros es imposible amar así. Solo
cuando nos entrega su Espíritu nos capacita para amar, también, en el
conflicto: respetando al que está contra nosotros o nuestras ideas o nuestras
acciones, pero sin dar marcha atrás en las convicciones que cimientan nuestra
vida; dispuestos a reconocer en qué nos hemos equivocado, pero conscientes de
que no podemos renunciar ni a la fe que tenemos, ni a manifestarla con nuestras
palabras y nuestra vida.