“El (otro) más allá” (Lc 6, 27-38), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 20 de febrero de 2022.
Cuántas veces tenemos la tentación de
reducir el Evangelio a una simple regla de sabiduría para la vida; de
olvidarnos que el cristiano es alguien que se ha encontrado en su vida con
Cristo, y reducimos nuestra fe a unas ideas, a unas normas, a una ideología.
Otras veces reducimos nuestra fe a la sola esperanza en el mundo después de la
muerte, y la comprendemos al margen y de espaldas a la historia que
fatigosamente caminamos.
Pero Jesucristo siempre nos invita a ir
más allá de nuestras ideas, de nuestros intereses y de nuestras propias
costumbres. Más allá de nuestros intereses egoístas revestidos de verborrea
psicológica; más allá de lo que dicta la sensatez de los acomodados; más allá
de la política que se conforma con la desigualdad y la injusticia, y que pacta
con la cultura de la muerte. Cristo está más allá, invitándonos a un perdón sin
límites, a una entrega sin límites, a una generosidad “hasta que duela”. Cristo
siempre nos invita a ir, con él, más allá.
Si solo perdonas cuando se lo merecen; si
sólo compartes cuando te fías del que te pide; si solo amas a tus amigos… ¿Qué
mérito tienes? Escucha lo que nos dice el Señor:
“Amad a vuestros enemigos; haced el bien y prestad sin esperar nada; sed compasivos; no juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; dad y se os dará; así tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo; la medida que uséis, la usarán con vosotros.”