El principio de la plenitud (Lc 22, 14ss)

El principio de la plenitud (Lc 22, 14ss), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 10 de abril de 2022, VI de Cuaresma.

Jesús era una persona transparente; no ocultaba a sus discípulos que su misión en Jerusalén pasaba por ser despreciado por los jefes y las autoridades, y por ser apresado y torturado hasta entregar la vida. Repetidamente se lo había indicado; aunque ellos no podían creerlo y seguían pensando que en algún momento algo ocurriría para impedirlo.

No fue así. Nada impidió que Dios Padre en su propio Hijo mostrara el amor sin límites con el que nos ama. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos –dijo el Señor-. Pero él dio la vida por nosotros de una manera que impresionó a todos los que la vieron y a los que hemos tenido noticia de ella.

El Señor entregó su vida en la plenitud del amor. No hubo dolor que no cargara sobre sus hombros, no hubo herida que no acogiera en su propia carne, no hubo vejación ni violencia que no sufriera; y todo ello en paz, perdonando, consciente de que su misión era amar hasta el extremo, hasta mostrar el poder de conmover en lo más íntimo a todos.

La base del cristianismo no es una institución, por muy importante que sea la Iglesia; ni unas ideas, por muy interesantes que sea la doctrina moral de la Biblia. El fundamento del cristianismo, de nuestra fe es una persona, Cristo. Y solo acudiendo a él, dialogando con él, abriéndonos a su presencia, todo acaba por tener sentido.