Más que Elías, el profeta (Lucas 9, 51-62), breve comentario sobre el Evangelio del domingo 26 de junio de 2022, XIII del tiempo ordinario.
Comentaban la gente entre sí que
Jesucristo era el nuevo Elías, el gran profeta de la Primera Alianza que hizo
llover cuando la interminable sequía, que denunciaba las injusticias del rey,
que devolvió la vida a un niño, pero que, a veces, confundía el poder de Dios
con la violencia sagrada.
Jesús daba muestras de ser como Elías,
pero mucho más que Elías. Sus signos de curación a los enfermos, su palabra
contundente ante el poder inicuo y la hipocresía de los jefes religiosos, su
palpable cercanía al Dios Todopoderoso, así lo avalaban. Jesús era mucho más
que Elías. Su poder nunca estaba en la violencia, sino en la misericordia y la
compasión, en apelar a la conciencia de cada persona; su poder va a estar en
devolver la paz y la reconciliación hasta a los endemoniados y los enfermos
mentales, en dar de comer a una multitud con la pequeña colaboración de algunos
de aquellos pobres. El poder de Jesús es siempre como el del Padre: respetuoso
con la libertad de la persona; misericordioso con el pobre; dando vida
entregando su vida, como lo hizo en Jerusalén.
Por eso, los mandatos de aquel obrero
nazareno son, tan fuertes y exigentes, como solo Dios los puede hacer. Nada hay
que se resista a su palabra, a su llamada. En responder a su llamada está la
vida y la plenitud de cada persona. No dudes que vas a escuchar su voz en la
brisa suave de tu silencio; y no dudes en acogerla en obediencia.
De seguirlo, nunca te arrepentirás.