El poder del silencio (Mateo 13,24-43),
comentario sobre el Evangelio del domingo 19 de julio de 2020.
Los textos bíblicos tienen la capacidad de
cambiar el contenido de algunos conceptos que estructuran nuestra manera de
pensar: el poder en Dios solo es poder para hacer e impulsar la justicia; su
soberanía se muestra, no en el control sino en la acogida y el perdón. Este
domingo el libro de la Sabiduría nos hace mirar a Dios desde una posición más
alta que la de nuestra propia razón, y desde ahí descubrimos que “el justo debe ser humano” y que
todos “tenemos la dulce esperanza de
encontrar perdón en el arrepentimiento”. Palabras que merecen ser
meditadas en silencio.
En el silencio Dios actúa con más fuerza y
eficacia de la que nadie pudiera imaginar: en el silencio la levadura fermenta
la masa para hacerla pan; en el silencio la semilla germina en la tierra para
hacerse fecunda; en el silencio crece el niño en el vientre de su madre,
anticipo de generosidad y de las sonrisas que va a suscitar; en el silencio
Dios habla al corazón del hombre y hace más humana y hermosa su vida.
Lo que destruye muchas veces hace ruido,
la vida crece en silencio y en silencio vence a la muerte. Las parábolas de
Jesús nos hablan del poder de lo pequeño, de lo sencillo, de lo que
aparentemente no es nada: una semilla de mostaza o un poco de levadura que en
el silencio y la espera muestran el inmenso poder de Dios para hacer crecer la
vida.