Oración tras la comunión, fiesta del Bautismo del Señor, 7 de enero de 2024.
A la orilla del Jordán,
descalza el alma y los pies,
bajan, buscando pureza,
doce tribus de Israel.
Bajan hombres y mujeres,
pobres y ricos también,
y Juan, sobre todos ellos,
derrama el agua y la fe.
Mas ¿por qué se ha de lavar
el autor de la limpieza?
Porque el bautismo hoy empieza,
y él lo quiere inaugurar.
Juan es gracia y tiene tantas,
que confiesa el mundo de él
que hombre no nació mayor,
ni delante ni después.
Y para que hubiera alguno
mayor que él, fue menester
que viniera a hacerse hombre
la Palabra que Dios es.
Esta Palabra hecha carne,
que ahora Juan tiene a sus pies,
esperando que la lave,
sin haber hecho por qué.
Y se rompe todo el cielo,
y entre las nubes se ve
una paloma que viene
a posarse sobre él.
Y se oye la voz del Padre,
que grita: «Tratadlo bien;
escuchadle, es el Maestro,
mi hijo querido es».
Y así Juan, al mismo tiempo,
vio a Dios en personas tres:
Voz y Paloma, en los cielos,
y al Verbo Eterno a sus pies. Amén.