Evangelizar (Mc 1, 29-39), breve comentario sobre el
Evangelio del domingo 4 de febrero de 2024, V del Tiempo Ordinario, ciclo
litúrgico B.
La fe cristiana es misionera, expansiva, apostólica,
evangelizadora por naturaleza.
Otras religiones se agotan en la relación de la persona
con lo divino: se le pide bendiciones, se le exhorta a que ayude, se le da
gracias por los bienes recibidos, se obedece sus normas, se le pide perdón...
Para los cristianos la fe no es solo creer en Dios, para los cristianos la fe
es un encuentro con Jesús que nos llama a seguirlo, a estar con él, a continuar
su misión. El encuentro con Jesús da a cada cristiano un motivo personal para
continuar su misión. Él mismo nos envía: “Como el Padre me envió así os envío
yo”.
Todos los cristianos vivimos esa tensión misionera,
evangelizadora de anunciar con nuestra vida y con nuestras palabras que Jesús
es el Señor. La fe en Jesucristo es esencialmente apostólica, vivimos como una
necesidad ser testigos del Señor. Nuestra fe no es para vivirla ni
individualmente, ni solo en la familia, ni siquiera reducida al ámbito de
nuestro pueblo. Cada persona, sea de la nación que sea, y sea cual sea su vida
es un hermano al que ofrecer y con el que compartir el encuentro con Jesús.
“Ay de mí si no evangelizare”, dice san Pablo. “Vamos a otros lugares a evangelizar, que para eso he venido”, dice Jesús. Para nosotros el afán real de anunciar a Cristo, con nuestras palabras y nuestra vida, es el alma de nuestra fe. No convirtamos nuestra fe en una religión más.