Más difícil todavía (Lucas 5, 1-11)
Los pescadores de bajura saben que los bancos de jureles y
sardinas hay que buscarlos de noche. En cuanto los peces ven el clarear del día
buscan la oscuridad de aguas más profundas y ya es imposible que las redes
lleguen a donde están. Por eso al amanecer ya está el pescado en las lonjas.
Intentar pescar ya de día, donde se había intentado
infructuosamente durante una noche, y remando mar adentro donde la mar es más
profunda, es tres veces difícil. Tanto que a Pedro, pescador experimentado y de
familia de pescadores, se le antojaba imposible. Pero Jesús le mandó echar las
redes, y él las echó.
Cuando afrontamos las situaciones difíciles desde la fe y la
confianza en Jesús, cuando asumimos tareas buenas que parecen imposibles,
cuando rezamos por alguien con todas las circunstancias en contra… es entonces
cuando más palpablemente vemos la mano de Dios que nos protege, que nos
impulsa, que trabaja con su pueblo en la tarea del Evangelio.
Si has sentido la mano paternal de Dios en tu vida,
arrodíllate delante de Jesucristo y escucha su voz que dice: “No temas que
desde ahora serás pescador de hombres”. Si has experimentado el amor de Dios en
tu vida, no dudes de que Jesucristo te llama a anunciar la bondad y la justicia
a los niños y los ancianos, a los jóvenes y las familias. El amor de Dios
siempre es expansivo; y cuando nos ilumina, quiere que lo reflejemos en
nuestros hermanos; y cuando nos ayuda, quiere que seamos testigos de la Buena
Noticia que para todos es la fe en Cristo Resucitado.