Fiesta en tu vida (Lucas 15, 11-32),
comentario al Evangelio del domingo 31 de marzo del 2019.
“Llegará el día
en que, con júbilo,
te recibas a ti mismo que llegas
hasta tu puerta, ante tu propio espejo”.
en que, con júbilo,
te recibas a ti mismo que llegas
hasta tu puerta, ante tu propio espejo”.
Walcott, premio Nobel de literatura, pulsa
la clave de toda reconciliación, que es, a pesar de las apariencias,
reconciliación con uno mismo. Cuando odiamos y guardamos rencor, cuando miramos
con inquina y acechamos los errores del otro estamos, en el fondo, condenando
nuestras propias incoherencias, dejando traslucir nuestros deseos
insatisfechos, acusándonos por parecernos demasiado a aquel otro, a quien
despreciamos.
Cuando alguien te hace un daño objetivo,
serio, injusto, la herida te duele un tiempo, pero poco a poco cicatriza y te
olvidas de ella. Pero cuando el rencor la vuelve enfermiza, cuando cada vez que
la ves te duele la misma punzada del primer día, cuando tienes necesidad de
demonizarla y no dejar resquicio a la humanidad que hay en ella,… entonces la
herida estaba ya en ti, no te la hicieron.
Lleva a tu alma a mirarse en el espejo y
reconoce tus debilidades, tus frustraciones, todos aquellos momentos en los que
no pudiste hacer lo que debías o lo que te exigías; fuérzate a mirarte con ojos
comprensivos, indulgentes, amistosos. Eras, eres y serás simplemente una
persona que tiene la inmensa posibilidad de convertirse, de vivir sin máscaras.
Volverás a querer al extraño que has sido.
Habrá fiesta en tu vida.
Foto de cathopic.