Vocación de servicio (Lucas 2,41-52)

Vocación de servicio (Lucas 2,41-52), comentario al Evangelio del 30 de diciembre de 2018.

Yo soy de esa generación que ha visto toda la evolución de la familia. De niños y adolescentes, la familia era algo evidente y sin cesuras. No es que todo fuera idílico, había roces y conflictos graves. Ni los malos tratos, ni los abusos dentro del ámbito familiar son inventos nuevos. Pero la inmensa mayoría de los niños vivían en una familia sellada por el sacramento, con todos sus hermanos de padre y madre.

Después vino la ley del divorcio, la normalización de las relaciones prematrimoniales, la extensión de las parejas de hecho, la equiparación legal de las uniones homosexuales con la familia heterosexual, incluso en la adopción de niños: un proceso rápido y disruptivo de la comprensión tradicional de la familia. Pero en medio de tantos cambios, continuaba la idea de que las personas están hechas para mutuamente servirse y apoyarse, que el sentido radical de nuestra vida es el servicio –como la etimología de la palabra familia señala-. Últimamente estamos contemplando un nuevo proceso: parejas que excluyen tener hijos porque su proyecto de vida no está en un amor servicial, sino en el bienestar propio entendido egoístamente (viajes, ropas y copas). Algunos incluso “comprometidos” socialmente, pero con un compromiso que puede interrumpirse a voluntad, en el momento que ellos decidan.

La vida necesita familia, familia donde se viva la vocación al servicio, donde el otro sea un don a cuidar y a entregarle la vida. La Vida engendra familia, siendo ésta sacramento del amor. Dios nace en una familia que ya siempre será Sagrada. Que no te engañen, rechazando crear familia, repudias tu propio ser.