Senderos de gloria (Pasión según San
Lucas), comentario al Evangelio del domingo 14 de abril de 2019.
Casi dos décadas estuvo prohibida la
película “Senderos de gloria” en la muy republicana y democrática Francia,
donde se sitúa la acción. La crítica de Kubrick a todo ejército, personalizado
en el francés, fue la causa de tan prolongada censura. “Los senderos de la
gloria no conducen sino a la tumba”; conducen a la tumba a los pobres y a los
que no detentan poder, habría que decir con Thomas Gray, el poeta inglés del
XVIII que terminaba con este verso uno de sus poemas.
Ya desde el inicio de su misión, cuando
Satán lo estuvo tentando en el desierto, Jesús había comprendido que los
caminos de la gloria y del poder solo se recorren pisando la vida y la dignidad
de los pobres. Su decisión fue la contraria. El camino que asumió en su misión
fue justo el contrario: ningún sendero de gloria, sino la pobreza, la
compasión, la libertad ante todo poder y, por consiguiente, la entrega de su
propia vida.
Nos acercamos a la Semana Santa; este
domingo se inicia con la austera e impresionante lectura de la Pasión; en la
que el testimonio de Cristo nos insta a todos los creyentes a abandonar los
“senderos de gloria” que hayamos pensado para nuestra vida, y reconvertirlos en
“senderos de servicio”. Un servicio que, en algunas circunstancias, lleva a la
entrega de la propia vida; que, entonces, se convierte en testimonio callado y
elocuente de fe cristiana: testimonio martirial de fe confesante de los
cristianos de Pakistán, de China o de Sudán; testimonio martirial de fe
compasiva y solidaria, como la de los religiosos Miguel, Manuel, Juliana o
Chantal, que entregaron su vida cuidando a los enfermos de ébola.