--Papa,
ninguno de mis amigos cuando empiezan un viaje rezan, ¿por qué razón nosotros
sí lo hacemos? ¿No somos nosotros personas normales?
--Sí,
hijo, somos personas normales, pero no gente corriente. Cuando nosotros vamos
unos días a la playa, vamos como todas las personas a descansar y a pasarlo
bien, pero nosotros queremos, sobre todo que crezca el amor en la familia y
darle gracias a Dios por la vida que nos regala. Por eso no importa tanto dónde
vamos, sino cómo vamos. Cuando veas el mar te darás cuenta; aunque lo has visto
otras veces, siempre es algo nuevo, inmenso, lleno de un misterio de luz que
nos deja mudos… No, no somos gente corriente. Además, Dios te tiene a ti
reservada una misión especial; seguro. A mí me tenía reservada la misión de ser
tu padre, ¿puede haber algo más especial que eso? […]
Iba
Jesús hacia Jerusalén con sus discípulos. Iba a poner un punto y aparte en una
religión de condenas y de apariencias; iba a iniciar la Pascua de la
Misericordia y de la Vida. Pero los paisanos de un pueblo de Samaría pensaron
que eran gente corriente, que iban a Jerusalén a sacrificar en el templo para
pedir favores, y no les quisieron recibir. Ellos no eran unos peregrinos más;
ellos llevaban la salvación y la vida a su lado, caminando a su paso,
haciéndoles descubrir la especial misión que iban a asumir cuando les enviara
el Espíritu desde el cielo. […]
Y tú,
¿te consideras una persona corriente?, ¿no has descubierto todavía la misión
especial y única que Dios te tiene encomendada?, ¿vas por la vida como quien
quiere pasar sin dejar huella, sin sembrar nada, sin ser testimonio de la
bondad que te hace ser? No, no puedes dejar pasar tu vida sin descubrirlo.
Imagen de Cathopic.